Hace un año, el estudiante de Ingeniería Civil Alvaro González (24) iba en el Metro cuando un niño de 12 años se le acercó repentinamente. Quería que le firmara un cubo Rubik. El adolescente había visto uno de los videos subidos por González a YouTube, donde mostraba su pericia y explicaba cómo armar los famosos cubos en el menor tiempo posible.
El inusual autógrafo grafica el efecto que las redes sociales han tenido en el resurgimiento de la afición por estos cubos en el país, redes que también han colaborado en la irrupción de otro juego de habilidad: el Speed Stack, en que jugadores deben apilar vasos, formando pirámides en el menor tiempo, juego muy popular en EE.UU. y Argentina, y que arribó a fines del año pasado a Chile.
La comunidad local está compuesta en su mayoría por escolares que lo practican en sus casas y colegios, y luego suben sus videos.
"YouTube es una ventana que ha cambiado la manera en que practicamos los cuberos (como se autodefinen los fanáticos del Rubik)", explica González, miembro de Chile Rubik, agrupación que reúne a los principales exponentes de la disciplina y cuyos miembros se congregan en centros comerciales.
Francisco Lemes, integrante del mismo grupo, dueño de un récord sudamericano y uno de los principales cultores locales, coincide con González. Dice que antes muchos niños recibían un cubo, pero no sabían cómo armarlo. Hoy, en cambio, gracias a tutoriales de YouTube y el contacto en redes sociales, los niños que hace una década se aburrían del cubo, hoy pueden aprender a usarlo, imitar técnicas para superarse y, finalmente, contrastar sus progresos con otros cuberos. ¿Dónde? En el escenario natural de los jóvenes: la red.
Por eso, los cultores chilenos de ambas disciplinas suben sus performances a YouTube con la esperanza de sorprender a jugadores de otras partes del mundo con sus bajos tiempos y sus fórmulas para completar el juego en poco tiempo. ¿Qué ganan? Reconocimiento, aumento de las visitas a su sitio y más "me gusta".
Actualmente, la comunidad nacional de cuberos tiene unos tres mil adeptos, 100 de los cuales participan en alguno de los 20 torneos nacionales reconocidos por la World Cube Association (WCA).
En tiendas especializadas confirman el fenómeno. Por ejemplo, Angelo Adasme, de Soyacubes, asegura que la comunidad chilena de cuberos -compuesta por escolares y universitarios- ha tenido un explosivo aumento en 2012. "En agosto del año pasado teníamos unos 100 clientes. Hoy sumamos unos 900. Tuvimos que aumentar la importación de productos en 60%", dice, tienda donde el cubo más básico cuesta $ 2.000 y el mejor, $ 54 mil.
Similar opinión tienen en Soletta Cubos, donde importan vasos para el Speed Stack (entre 16 y 200 mil pesos), manteles para jugar ($ 15 mil) y el cronómetro ($ 20 mil). Pablo Mancilla, dueño de la tienda, dice que el aumento de adeptos ha sido explosivo. "Si hace un año eran 20 jugadores, hoy ya superan los 100. De hecho, este año pensamos hacer el primer campeonato nacional", asegura.
En ambos casos, no basta con comprarse el cubo o los vasos. Es crucial para competir en internet contar con el reloj Speed Stick, que muestra el tiempo exacto que demoran los jugadores en armar el Speed Stack o el cubo. Es que este no sólo tiene un cronómetro, sino que incluye un mantel donde basta posar las manos cuando el cubo está terminado o los vasos apilados para que el reloj pare. Una fórmula infalible para demostrar en internet que no se hace trampa y que el tiempo es exacto.