Una veintena de obras son las que componen la demanda mensual para demoliciones en un mes normal. Sin embargo, marzo está fuera de serlo, tras los estragos que dejó el terremoto en gran parte del país. Por ello, la demanda que ha llegado a firmas que efectúan demoliciones se disparó, según las compañías del sector.
Emilio Salgado, gerente comercial de Flesan, cuenta que "han aumentado 200% en lo que va del mes", mientras que Mario Porzio, del grupo Porzio, afirma que "la demanda ha crecido de tres a cinco veces".
Ambos grupos se autodenominan las firmas más grandes del rubro, y por ello hablan con propiedad sobre el nuevo escenario. "Estamos en la primera etapa, la de consulta y las ejecuciones no se han disparado tanto. Esto se debe a que las estructuras están muy colapsadas y hay temas más técnicos que resolver antes, no es llegar y demoler", afirma Salgado.
El alto valor por demoler estructuras ha sorprendido a muchos propietarios que se han dado cuenta que deben derribar sus viviendas.
Aunque las empresas dicen que no se puede dar un precio estándar, pues cada estructura es diferente a la hora de demoler -depende de cómo esté construida-, los valores pueden llegar a $ 7 millones para una casa de 250 metros cuadrados, sostienen en Flesan.
Para el caso de las grandes estructuras, como silos, el precio llega hasta los $ 20 millones, aproximadamente. Una parte que incide mucho en los costos es dónde trasladar el material demolido, el tiempo que tome retirarlo y la distancia hasta el vertedero, según Salgado.
Para poder realizar la demolición, las firmas cuentan que pueden llegar a demorar hasta 60 días, pues se necesita contar con la autorización municipal primero, que toma unos 30 días en conseguirse.
En el caso de un edificio deben realizar muchas investigaciones, incluidas de laboratorios, que permitan arrojar el nivel de la estructura, su composición y la inclinación que ésta tenga. Datos que son claves para evitar accidentes, explica Salgado.
El nivel de devastación y la consecuente demanda de demoliciones, han hecho que las firmas deban replantearse el negocio por algunos meses, adecuándose a la realidad del país tras el evento.
"La demanda social es muy importante, y debemos solucionar esos temas, nosotros no podemos cobrar lo que realmente se debería, porque hay mucha gente necesitando demoler lo que quedó en ruinas. Para nosotros no es negocio, estamos trabajando cobrando sólo los costos, comprendiendo que la gente no puede pagar tanto", dice Porzio, quien agrega que "el negocio para nosotros llegará en tres a cinco meses, cuando haya que demoler estructuras de empresas o industrias".
A pesar de la devastación, Porzio señala que las construcciones en Chile son de buena calidad y que los edificios que han colapsado se explican por múltiples factores, entre ellos si la falla del terremoto pasó por el emplazamiento. Con todo, el empresario señala que producto del cataclismo, las construcciones en Chile deberán tender a usar "más pilotes, para llegar a terreno más firme y dar mayor seguridad".