Cien mil personas de diversos países del mundo participaron en el estudio más grande realizado hasta ahora, para conocer las causas genéticas de los altos niveles de lípidos en la sangre, en el cual trabajaron 209 científicos.

Los resultados: identificaron alteraciones en 95 puntos del genoma humano involucrados en la generación de altos niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre. "Cada uno puede contener uno, varios e incluso decenas de genes mutados", dice a La Tercera Tanya Teslovich, investigadora de la Universidad de Michigan y una de los autores principales del estudio publicado en la revista Nature.

Si bien algunas de estas alteraciones ya habían sido identificadas, este nuevo estudio llegó a confirmar su relación con las concentraciones de lípidos en la sangre. Además, 59 de ellas fueron observadas por primera vez. Según explica Teslovich, las alteraciones observadas no son causadas por la dieta, sino que son parte de la herencia genética que las personas cargan desde su nacimiento. "Estas variantes genéticas explican entre el 10% y el 12% de las diferencias de estos parámetros a nivel poblacional", dijo a El Mundo Roberto Elosúa, investigador español y coautor de este estudio.

La realidad en Chile

Se considera que hasta 200 mg/dL es un nivel adecuado de colesterol en la sangre. Sobre ese valor, se estima que es peligroso para la salud. Según un estudio publicado en la Revista Médica y realizado en más de dos mil chilenos, un 38% de los hombres y un 31% de las mujeres tienen entre 200 y 239 mg/dL de colesterol, mientras un 23,7% de los hombres y un 18,8% de las mujeres tienen concentraciones por sobre esos valores.

Para los médicos, se trata de niveles muy altos y que generan preocupación, pues aumetan el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. "Niveles elevados tanto de colesterol como de triglicéridos facilitan la obstrucción de las arterias", explica Eduardo Bastías, cardiólogo y académico de la Universidad Andrés Bello.

Tanya Teslovich explica que estos nuevos antecedentes podrían ser usados para diagnosticar si los pacientes tienen una predisposición genética a tener niveles altos de colesterol y triglicéridos. "Lo ideal sería que los pacientes utilizaran esta información para modificar sus estilos de vida", dice.

En estos momentos, el equipo de científicos que ella lidera está trabajando en un mapa más preciso, sobre las mutaciones responsables de una mayor concentración de lípidos en la sangre. Además, los investigadores pretenden establecer si estas alteraciones interactúan y se potencian entre ellas.