Señor director:

Por los medios de comunicación nos enteramos del fin del proceso de entrevistas del censo de este año, aunque sorprendentemente conozco muchos casos -como el mío- de hogares sin censar.

Resulta lamentable la desprolijidad en la ejecución de un instrumento de tan alto costo, pero de mucha utilidad para el país. Para quienes trabajamos en base a los datos provistos por el censo, estas omisiones, ciertamente, minan la confianza en una institución de tanto prestigio como el Instituto Nacional de Estadísticas.

Felipe Bravo Alliende