Señor director:

Hoy, cuando gran parte de los 345 municipios están hasta el cuello con las deudas -$ 600 mil millones es lo que deben en conjunto-, parlamentarios de todas las bancadas concuerdan en que el Estado debe hacerse cargo de la misma, y que la razón de ella, en parte, sería la mala gestión de los ediles. Lo que sorprende es que, aun cuando los municipios son reconocidos por todos los sectores como los  ejes del desarrollo local, en los últimos años ha habido -por parte de las autoridades y los distintos gobiernos- sólo buenas intenciones y medidas cosméticas para con los gobiernos comunales, sin ir al fondo del problema y obligando a los alcaldes a desviar sus mayores esfuerzos en salir de las deudas, impidiéndoles satisfacer las necesidades de la comunidad local y asegurar su participación en el progreso económico, social y cultural de sus respectivas comunas.

La inmensa mayoría de los municipios recibe hoy parte importante de su financiamiento del Fondo Común Municipal (FCM), lo que se traduce en que la supuesta descentralización y autonomía buscada para los gobiernos comunales se ve tremendamente disminuida. Esto se debe a que los municipios, especialmente los más pobres, terminan dependiendo de los fondos del gobierno central, ya que a pesar de haberse doblado el apoyo estatal al FCM en este gobierno, hoy los municipios enfrentan un nivel de endeudamiento inédito, para el cual la solución planteada -que el Estado pague- parece cortoplacista y poco eficiente, sin desconocer que ante la realidad actual parece la única viable.

A los gobiernos comunales se les han traspasado funciones sin su financiamiento correlativo y uno de los problemas de gestión más palpables es que existe también una duplicidad y superposición de funciones entre gobierno central y comunal. El resultado final de estas políticas es que el sistema actual termina siendo sumamente oneroso para el Estado, crea municipios poco eficientes y en la ciudadanía queda la sensación de que éstos son incapaces de dar respuestas a sus necesidades.

En marzo llega un nuevo gobierno y ojalá que se avance en serio y con la voluntad necesaria, en una reforma municipal de verdad, basada en tres principios fundamentales -equidad territorial, modernización municipal y mayor autonomía municipal-, para que los gobiernos comunales estén a la altura del país y puedan, en forma oportuna y efectiva, resolver las necesidades de los vecinos.

Felipe Alessandri V.

Abogado