Durante la tarde de mañana se empezará a cerrar uno de los capítulos más importantes de la historia espacial. Si todo sale bien, el Discovery despegará -por última vez- desde el Kennedy Space Center hacia la Estación Espacial Internacional (EEI), iniciando el fin de uno de los programas más largos y exitosos de la Nasa: la era de los transbordadores.
En los 11 días que durará su misión número 39, el Discovery permitirá el relevo de los astronautas en la Estación y marcará su último hito: enviar el primer robot humanoide al espacio. Una despedida a la altura de la nave que retomó los vuelos al espacio tras los accidentes del Challenger y el Columbia, que instaló el telescopio espacial Hubble y que fue crucial en el armado de la Estación Espacial Internacional.
Tras su misión, sólo quedarán operativos el Endeavour y el Atlantis. El primero realizará su último viaje en febrero de 2011, mientras que el Atlantis -que había sido dada de baja en mayo pasado- será finalmente el encargado de cerrar el programa de los transbordadores, en 2011, tras el ajuste de presupuesto de la Nasa.
Más lejos
El Discovery se despide como el transbordador más simbólico: voló al espacio más que cualquier otra nave, acumulando los kilómetros suficientes para ir 288 veces a la Luna o dar una vuelta y media al Sol. También llevó la mayor cantidad de astronautas: 246 en 26 años de funcionamiento. Su construcción partió en 1979, tardó cuatro años en estar listo y fue el tercer transbordador tras el Columbia y Challenger.
Y aunque su primer vuelo fue en agosto de 1984, sólo tres meses después- en su segundo viaje- rompió récords: fue el primero en traer de vuelta un satélite del espacio usando los famosos jetpacks, trajes que permitían a los astronautas volar solos en el espacio y que se hicieron conocidos en los Juegos Olímpicos de 1984.
Ese antecedente permitió que, en 1985, fuera el primer transbordador en volar cuatro veces al espacio en un solo año, a pesar de que a esa altura la Nasa ya tenía cuatro naves. Sin embargo, la explosión del Challenger en 1986 frenó el demoledor ritmo. Los cuestionamientos al programa tras el accidente y la revisión de la seguridad a la nave tuvieron en el hangar al Discovery por más de dos años y medio. Sin embargo, fue el encargado de retornar confianzas y volar por primera vez tras el accidente que mató a siete astronautas.
No fue su único hito: en 1990, llevó el telescopio espacial Hubble a su órbita, un instrumento que marcaría los siguientes 20 años de hallazgos astronómicos. Cuatro años después, tras el final de la carrera espacial entre Rusia y Estados Unidos, el Discovery fue el encargado de afianzar las nuevas amistades: llevó al primer cosmonauta, Sergei Krikalev, al espacio en una nave norteamericana. Un año después fue el primer vehículo de EE.UU. en acoplarse con la estación espacial Mir.
En octubre de 1998, el Discovery voló una misión que demostró la resistencia del hombre en el espacio: llevó al veterano John Glenn, de 77 años, al espacio, lo que lo convirtió en la persona con más edad en hacerlo. Poco después, inició la misión número 100 del programa de transbordadores espaciales. Un vuelo que tuvo por objetivo completar la habitabilidad de la Estación Espacial Internacional.
El accidente del Columbia, en 2003, estuvo a punto de dejar para siempre al Discovery como pieza de museo, pero la Nasa decidió seguir adelante y como si fuera su destino, nuevamente reanudó los vuelos en 2005. Con su vuelo número 13 a la Estación Espacial Internacional, la nave se despedirá definitivamente: partirá con seis tripulantes y un robot humanoide que se quedará con los astronautas en la EEI para realizar experimentos y marcar lo que podría ser el nuevo camino de la agencia espacial: enviar robots, en vez de hombres, a las misiones espaciales.