Hablar del Dodge Challenger es hablar de un ícono entre los muscle cars de los años 60 y 70, de un auto con historia y un gran legado sobre su espalda. Hoy regresa a la vida en una moderna versión que presenta un atractivo aspecto retro que homenajea a sus raíces, con un estilo imponente, un poderoso motor V8 y tracción trasera.

Como buen representante del músculo americano, su principal atributo es la potencia. Monta un motor HEMI V8 VVT de 5.7 litros, 372 caballos de fuerza y 400 Nm de torque, que va asociado a una caja automática de cinco velocidades, que traspasa la potencia al eje trasero y le permite alcanzar los 100 km/h en 5,5 segundos.

Cuando el acelerador se pisa a fondo, primero se siente el exquisito sonido del motor, para luego recibir la patada, que hace que la espalda se pegue al respaldo del asiento. Pero claro, el Challenger también sabe comportarse, y si se acelera con tranquilidad, la entrega de potencia es progresiva y constante, lo que hace que no se sienta tan salvaje.

Pero ojo, que engaña, ya que si se desconecta el control de tracción y se hace una salida fuerte, la cola simplemente se va y hay que tener muñeca para dominarlo. Ahí está la diversión propia de todo musculoso. Como es de esperar en un auto de este tipo, su consumo mixto es elevado y se mueve entre los cinco y seis km/litro.

Sorprendentemente, la suspensión del Challenger R/T no es completamente deportiva, sino suave y bastante confortable. Ok, el recorrido de los amortiguadores no es tanto, por lo que hay que tener especial cuidado con los lomos de toro, porque tiende a golpear más de la cuenta, pero en curva pierde algo de efectividad. No obstante, de igual modo se siente firme y bien plantado.

La dirección es directa y entrega un buen feeling, pero no es tan precisa como en otros deportivos, demostrando que es un auto más pensado para la carretera que para los circuitos. A esto suma frenos que ofrecen una buena respuesta para sus 1.833 kilos.

Si bien el andar es bueno, sus cinco metros de largo y casi dos de ancho, así como su mala visibilidad trasera obligan a manejar muy concentrado en la ciudad, para evitar raspones y abolladuras.

Reminiscencia del pasado

El Challenger 2010 tiene un diseño retro con líneas musculosas, donde destacan sus cuatro focos delanteros, las tomas de aire superiores en el capó, sus anchos hombros y las largas luces traseras.

En este sentido, es notable el parecido al icónico modelo de 1970, siendo el muscle car menos moderno y más retro de los que están disponibles en el mercado. Por lo mismo, su apariencia es notable, atrae miradas por donde se pasa, siendo un auto que se impone por presencia.

El interior tiene materiales y terminaciones de buena calidad, aunque con un diseño bastante simple, que ayuda a mantener el aire retro. Las butacas delanteras de cuero son cómodas, ofrecen buena sujeción lateral y tienen un acceso cómodo gracias a que las puertas son grandes.

El acceso a las plazas traseras es adecuado para un coupé, siendo el único inconveniente el pasador del cinturón de seguridad, que si bien es muy práctico para los pasajeros delanteros, complica la maniobra para abatir los asientos. Atrás se viaja muy cómodo, por disposición de la butaca como por espacio, pese a que el ancho pilar C y los pequeños vidrios traseros dan una terrible sensación de encierro.

El Challenger 2010 es un muscle car en toda regla, pero modernizado y sobreequipado. Cuenta con sunroof, tapiz de cuero, aire acondicionado, asientos delanteros calefaccionados, alzavidrios eléctricos, computador a bordo, control crucero, sistema de encendido a distancia, neblineros y radio con CD, MP3 y entrada auxiliar, mientras que en seguridad agrega seis airbags, control de tracción, frenos ABS de alto desempeño, programa de asistencia de frenada de emergencia (BAS), control de estabilidad (ESP) y de monitoreo de presión de neumáticos.

Como para disfrutar a esta notable reencarnación del ícono de los 70.