Corría el 2001 y la crisis financiera en Argentina entraba a su etapa más oscura. Las protestas estallaron en las calles, sobre todo cuando el gobierno puso en marcha el llamado Corralito, sistema que restringía a los ciudadanos a disponer libremente de su dinero en los bancos y que provocó estragos en todas las áreas productivas del país. Las empresas se fueron a quiebra y miles de trasandinos quedaron desempleados. La industria editorial no fue indemne a la debacle económica. Con escaso dinero para cubrir las necesidades básicas, eran pocos los que pensaban en comprar un libro, y menos uno de ilustraciones.
En medio de la crisis, los ilustradores Diego Bianki (48) y Cristián Turdera (38), junto a otros artistas jóvenes, decidieron tomar el destino en sus manos. En 2002, y con pocas expectativas de éxito, lanzaron la editorial independiente Pequeño Editor, dedicada al público infantil y juvenil.
"Había también una crisis creativa. Nuestras ideas no tenían eco en ninguna de las grandes editoriales que nos empleaban. Lo de Pequeño Editor fue el intento de cambiar todo eso. Y lo hicimos, nos abrimos puertas y nos contactamos con un montón de gente", dice Bianki, fundador y director del sello.
Tras 10 años de funcionamiento, Pequeño Editor se consolidó, junto a ediciones Del Eclipse y Yamique, como uno de los espacios más originales de la ilustración argentina. "Lo que ganábamos o perdíamos era poco, así que tomamos el riesgo de elaborar libros ilustrados de calidad, algo que no querían hacer las multinacionales. Luego, ellas también se atrevieron", dice Turdera, otro de los creadores del sello que ha editado a Liniers, Elenio Pico y Leo Arias.
Convertidos en líderes de la escena editorial independiente, ambos ilustradores se dividen hoy entre el trabajo en editoriales, diarios y empresas de publicidad de todo el mundo. Bianki trabaja para el suplemento cultural Ñ de Clarín y para los diarios La Vanguardia de Barcelona y Público de Madrid. Mientras que Turdera decidió alejarse hace unos años de Pequeño Editor para concentrarse en su trabajo para grandes marcas como Volkswagen, LG, Movistar y Nike. Además de editar libros en Francia, España y México.
Ahora, ambos ilustradores vuelven a reunirse para exponer por primera vez en Chile en Papel picado, muestra que abre el 29 de septiembre en galería Plop!, donde exhibirán 30 obras ligadas a sus últimos trabajos: en ellas mezclan escenas de carnavales, animales y máquinas fantásticas en coloridos dibujos. También participarán del evento de ilustradores Salónica que organiza el Duoc UC entre el 27 y 29 de septiembre, y realizarán un taller de cuatro horas junto a los chilenos Alberto Montt y Francisco Olea.
Cuestión de fe
Los inicios de Pequeño Editor no fueron fáciles. Recién en 2003 editaron sus primeros libros y hoy sólo lanzan un máximo de cuatro al año con tirajes de dos mil copias. "Nos importa la calidad y nos cuesta aprender toda la dinámica del mercado, porque somos aristas y no comerciantes", dice Bianki.
El ilustrador dedica las mañanas a gestionar el sello y en las tardes a dibujar para diarios y sus propios libros. El último es Candombe, sobre la cultura afroamericana del Río de la Plata y del que exhibirá varias serigrafías en la actual muestra. En ellas Bianki desplega un estilo ingenuo con collages de personajes en miniatura que desafían la capacidad de observación. "El panorama ha cambiado. La estabilidad económica de hoy hace que la ilustración en Latinoamérica se recupere. El auge de las redes sociales y los blog abren otros espacios a los dibujantes. A mi oficina llegan miles de portafolios de artistas", cuenta.
Lo mismo piensa Turdera. "Argentina está bien posicionada. En 2008 fuimos invitados a la Feria del Libro Infantil de Bolonia, una de las más importantes, y desde allí empecé a tener muchos clientes extranjeros. Internet ha democratizado la escena y un buen ejemplo es Alberto Montt, que gracias a su blog se hizo conocido en Argentina. Todo es autogestión".
Turdera se caracteriza por un fino trabajo digital que logra dotar de una atmósfera surreal y mágica. En Chile, mostrará unos 15 dibujos provenientes de su trabajo para la revista de negocios neoyorquina Plansponsor. Además, junto a la empresa Monoblock presentará un juego de naipes ilustrado y los Miniart, pequeñas obras de arte con imanes. "Lo de Pequeño Editor es una excepción todavía. No se puede vivir sólo de lo editorial, hay que arreglárselas con varios trabajos. Para mí, hacer un libro todavía es un riesgo. Una cuestión de fe", dice.