Una lata de aluminio demora entre 300 a 500 años en descomponerse. Los plásticos, 800; el vidrio, un millón de años, y los neumáticos aún no se logra determinar. El volumen de estos desechos crece diariamente y mientras en las ciudades del continente los vertederos pueden seguir creciendo, en lugares como Isla de Pascua no hay espacio para seguir acumulando. La superficie reducida -unos 165 Km/2-, la producción de más de 1.614 toneladas de residuos al año y los 80 mil turistas que visitan la isla anualmente se han confabulado para convertir la basura en uno de los problemas más críticos de Rapa Nui.
Hasta hace 10 años, los isleños no sabían qué hacer con todo el vidrio, las latas, plásticos y neumáticos acumulados. Hoy ya encontraron una fórmula: aunque queda camino por delante, por estos días los habitantes de la isla celebran un trabajo que les ha llevado años sacar adelante. Y Andy MacDonald -arquitecto del Departamento de Dirección de Obras Municipales de Isla de Pascua- explica con orgullo el aspecto técnico de la iniciativa durante la inauguración del ambicioso proyecto que se le encargó hace un año. ¿El objetivo? Construir una casa completa a base de materiales de desecho, con la idea de formular una nueva posibilidad para solucionar el problema de la basura en la isla.
Un total de 50 mil latas de bebida, 4.500 cajas tipo tetra pak, 2.200 botellas plásticas de bebida, 250 neumáticos y cuatro metros cúbicos de vidrio molido se emplearon en la construcción de la primera casa ecológica en Isla de Pascua, la cual podría convertirse en un diseño pionero en la integración de todos estos elementos en una misma obra. La "Eco Hare" -título que mezcla "ecología" con el término local para casa- alberga las nuevas dependencias del Departamento de Aseo y Ornato de la Municipalidad de Rapa Nui. La obra está emplazada en la planta Orito, donde se ubica la planta de reciclaje y uno de los dos vertederos de la isla, al centro de Rapa Nui.
La inédita construcción de 75 metros cuadrados fue desarrollada por la Municipalidad de Isla de Pascua junto a la Fundación Coca-Cola y Embonor -que aportaron con la recolección y reutilización de residuos-, además de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, el Ministerio del Medio Ambiente y el Ministerio de Energía. El proyecto se enmarca en la búsqueda de la sustentabilidad en la isla, que toma fuerzas en 2009 con el fin de optimizar recursos cuyo traslado desde el continente resulta complejo. Y no sólo por la falta de maquinaria: otro problema que atañe a la isla es el dengue, enfermedad que causa síntomas gripales y que es transmitida por un mosquito. Esta patología obliga a retener la basura en cuarentena durante seis meses, período en que los desechos se fumigan y se mantienen bajo techo para que se sequen, evitando así el traslado del mosquito al continente.
Una casa como la "Eco Hare" no sólo contribuye a reducir la acumulación de basura, sino que su construcción es 50% más rápida y casi 75% más barata que una tradicional. "La disponibilidad de terrenos para rellenos sanitarios en la isla es escasa y como sus tierras son parte del patrimonio los materiales son mínimos; además, traerlos del continente es caro. Todo esto se traduce en una mano de obra muy costosa", explica MacDonald. Y justamente esa es otra particularidad de la "Eco Hare": al aplicar un método constructivo sencillo, permite un sistema de autoconstrucción en el que no es necesario ser experto en el tema. De hecho, la casa fue construida por tres isleños que no se dedicaban precisamente a la mano de obra. El proceso quedó registrado en un manual, con el fin de enseñar el mecanismo al resto de los habitantes y detallar instrucciones para desarrollar más adelante un galpón de acopio de materiales.
Trabajo en comunidad
Otra característica que ofrece la casa ecológica es que los niños también participaron en el proyecto. Ellos contribuyeron con gran parte de los ecoladrillos que componen los muros interiores de la casa y que consisten en botellas plásticas en cuyo interior es posible hallar materiales como bolsas y papeles de ese material.
El trabajo de los alumnos de cuarto básico de los colegios Lorenzo Baeza Vega y la Aldea Educativa contó con la colaboración de la empresa de aceros Gerdau Aza, que aportó con la capacitación para la realización de cursos de compostaje y reciclaje reconocidos por el Ministerio de Medio Ambiente, el cual entregó a los establecimientos y a la municipalidad su certificación ambiental. Hoy unos 40 niños de Rapa Nui tienen los conocimientos básicos para comenzar a cuidar adecuadamente el medioambiente.
Dentro de las cuatro a cinco toneladas de basura que se generan diariamente en la isla, el 40% puede ser reciclado para evitar la contaminación de los suelos de Rapa Nui. Un problema que también se ha ido controlando gracias a la donación de máquinas compactadoras de chatarra. Según explican los representantes de Gerdau Aza, en los últimos tres años se han enviado al continente 150 toneladas de chatarra, ya que estas máquinas permiten organizar y procesar el material de forma más eficiente.
Lo que sigue, según indica el alcalde de Rapa Nui, Pedro Edmunds, es cerrar este año con 13 puntos limpios adicionales (hoy existe uno). Además, para lograr una "isla verde" en 20 años, se crearán ordenanzas municipales que establecerán exigencias al comercio para que se haga cargo de sus propios puntos limpios y, además, que todo lo que se ingrese a la isla deba ser reutilizado (en caso contrario será desechado antes de entrar). Finalmente, la idea es que algún día los vertederos se cierren para transformarse en un parque comunal.