Punto de quiebre (1991), la película que dirigió Kathryn Bigelow, fue un éxito tanto en la percepción de la crítica como en la taquilla mundial de esa época. La historia de un joven agente del FBI, cuyo objetivo era atrapar a unos surfistas que robaban bancos, conquistó las salas de cine. La nueva versión de la cinta, estrenada el pasado jueves en Chile, no ha gozado de la misma suerte.

Con un cambio en sus protagonistas, la producción intentó renovar a sus rostros y darle un aire diferente a su trama. Por un lado, el papel del agente del FBI, Johnny Utah, en esta oportunidad fue interpretado por Luke Bracey en lugar del mítico Keanu Reeves. Por su parte, el aliado de Johnny, Bodhi, quedó en manos del venezolano Edgar Ramírez en lugar del difunto Patrick Swayze.

De hecho, según ha reseñado la crítica especializada, el sudamericano, que ha acumulado un paulatino renombre en Hollywood gracias a proyectos como Carlos (2010), es uno de los pocos personajes que tienen una historia y un trasfondo sólido. Como Bodhi, intentó mantener la esencia del personaje original de la cinta, agregando la lógica evolución temporal.

¿Cómo fue el desafío de reemplazar a Patrick Swayze en este papel?

Vi Punto de quiebre cuando tenía 13 años y me declaro un fanático de lo que proponía esa cinta. Cuando me contactaron para ofrecerme el papel, para mí fue un hecho increíble tener la oportunidad de recrear todo lo que es Bodhi. Es un personaje que vive en constante cuestionamiento y parte de ese cuestionamiento yo lo inicié en mi vida personal. Entonces me sentí muy cómodo.

¿Cómo fue la preparación para encarnar a Bodhi?

Primero, tuve que entender cómo era el comportamiento del personaje. Y fue así como me di cuenta de que él tenía mucho de mí. Por eso no hubo tanta dificultad en retratar lo que es él, porque me sentí muy identificado. Bodhi tiene como premisa autodeterminarse, pero con responsabilidad y asumiendo sus actos. Tiene un espíritu mucho más pragmático que otros roles dentro de la cinta.

La crítica, que ha sido dura con el análisis de la producción, sobre todo en comparación al filme original ¿Cómo enfrenta estos argumentos?

Hay que valorar lo que el equipo propuso desde un comienzo. Generar un contenido con una trama ya conocida pero sacándola al mundo. La película en los noventa circuló mucho tiempo sólo por Estados Unidos y aquí se apostó por grabar en cuatro continentes, en once ciudades diferentes, con locaciones reales y no en estudios para luego animar a través de un computador.

¿Cómo intentaron despegarse de la primera película y que aspectos nuevos sumaron?

Esta reinterpretación de la cinta busca una temática parecida pero en un contexto diferente. El mundo ahora es muy distinto a lo que era hace 25 años atrás, cuando se lanzó la primera película. Ahora es todo diferente y si íbamos a hacer una recreación de la original teníamos que realmente adaptarla a los tiempos que corren. Ese creo yo que es la apuesta de la producción: mostrar que un éxito puede funcionar a lo largo del tiempo.

Pese a que su vida profesional hoy apunta a Hollywood y a apuestas de alto calibre, como participar en Joy (2015) junto a Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, Ramírez no olvida sus raíces en los países de más al sur: "Chile es un país que me encanta y espero de verdad que el público la reciba con el mismo entusiasmo con que otros lugares de América Latina han disfrutado de ella. En México nos fue muy bien y fuimos la película número uno en el primer fin de semana del estreno, pero en Chile no sabemos aún que pasará, aunque creemos que es una película que podría gustar en un país donde la relación con la naturaleza es estrecha al igual que en la cinta", asegura.