El ministro de Educación, Joaquín Lavín, ordenó ayer a la dirección jurídica del Mineduc designar un fiscal para que indague las presuntas irregularidades en la utilización de becas Valech, dadas a conocer por el programa de TVN "Esto no tiene nombre".
Según el secretario de Estado, el encargado de la investigación será designado el lunes e indagará "responsabilidades dentro del ministerio, si es que existen, de por qué se usaron tan mal fondos de todos los chilenos, en programas en que las personas no aprendieron y en que esa plata, en esos casos, se botó".
El hecho se produjo entre 2005 y 2008, cuando la Universidad de las Comunicaciones, Uniacc acogió a 1.535 beneficiarios de la beca Valech, reconocidos como víctimas de prisión política, en el programa "comunicación, gestión y nuevas tecnologías". Ello, a pesar de que varios de los estudiantes no contaban con escolaridad completa.
La denuncia está basada en varios casos en que se constató que algunos de los beneficiarios mostraban dificultades para leer y escribir o, incluso, habían firmado su matrícula, pero nunca habían asistido a un curso. Según la denuncia, entre los alumnos también hubo beneficiarios que fueron matriculados sin su consentimiento, pese a que por concepto de pago de becas la Uniacc recibió del Mineduc cerca de $ 5 mil millones.
El rector del establecimiento, Daniel Farcas, dijo que el programa fue aprobado por el Ministerio de Educación pese a no ser concluyente en un título universitario.
Añadió que el programa "partió con agrupaciones de derechos humanos pidiéndonos un programa académico (para usar la beca) y ellas fueron las que promovieron la inscripción y la matrícula".
Fuentes del plantel indicaron que las labores de promoción eran ejecutadas por un equipo de captadores que la universidad conformó.
Las mismas fuentes aseguran que un porcentaje de los inscritos en la universidad habían sido contactados por instituciones que no pertenecían al plantel.
El rector Farcas dijo que "hubo gente que trabajó con nosotros, como los alumnos, quienes decían que efectivamente era un curso que funcionaba, pero más que vendedores, era un equipo de personas comprometidas con lo que hacíamos". No precisó qué control ejercían sobre las matrículas aportadas por terceros ni si cumplían los requisitos académicos para asistir a los cursos.