Por primera vez en más de 20 años y luego del estrepitoso desastre de la batalla de Mogadiscio -retratada en la premiada película Black Hawk Down (La Caída del Halcón Negro) de 2001- que terminó con 18 soldados norteamericanos muertos en 1993, el Pentágono ha desplegado encubiertamente un pequeño contingente militar en Somalia, que llegó al país en octubre del año pasado, con el fin de ayudar a los militares somalíes que luchan contra la milicia islámica Al Shabab, a la que se le atribuye el atentado perpetrado en septiembre de 2013 en un mall de Kenia que dejó más de 70 muertos. La información, publicada por el diario The Washington Post, basándose en el testimonio anónimo de tres oficiales militares, fue confirmada por un funcionario del mando estadounidense para la región de Africa.

"Estados Unidos ha establecido una célula de coordinación militar en Somalia para proporcionar apoyo en planificación y asesoría a la misión de la Unión Africana en Somalia (Amison) y las fuerzas de seguridad somalíes, para aumentar sus capacidades y promover la paz y la seguridad en Somalia y la región", indicó el coronel Tom Davis, vocero del Comando de Africa.

El despliegue militar norteamericano refleja un cambio radical en la política que había mantenido el país desde hace dos décadas respecto de Somalia, asolada por la inestabilidad política y los sucesivos conflictos civiles desde inicios de la década de los 90. El alejamiento se debió al resultado de un fallido operativo ocurrido en 1993 donde dos helicópteros norteamericanos Black Hawk fueron derribados por milicias del país, episodio que inspiró el nombre del libro escrito en 1999 por el periodista norteamericano Mark Bowden, y la posterior película dirigida por Ridley Scott. En ese momento las tropas estadounidenses se encontraban en el país para apoyar una misión humanitaria de la Organización de Naciones Unidas.

Desde entonces, Estados Unidos sólo ha realizado incursiones en secreto en el territorio somalí, algunas de las cuales eran dirigidas desde una base en Djibouti -un pequeño país ubicado en el cuerno de Africa- y por fuerzas de elite de operaciones especiales, según indicó el Post.

El acercamiento de Washington al país africano, en donde grandes zonas se encuentran bajo el radicalismo islámico impuesto por el grupo Al Shabab, se habría evidenciado con la visita que realizó el año pasado a Mogadiscio el comandante de las tropas norteamericanas en Africa, el general David Rodriguez. Imagen que se vio reforzada por la intervención realizada en octubre ante un panel del Senado de la subsecretaria adjunta para Asuntos Africanos del Departamento de Estado norteamericano, Linda Thomas-Greenfield, quien reconoció que era necesario ampliar la presencia diplomática estadounidense en el país, pero que aún no era el tiempo correcto debido a las inestables condiciones de seguridad.

En tanto, Washington ha destinado cerca de US$ 170 millones para crear un Ejército en el país.