Según informaron fuentes de la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO, por sus siglas en inglés), la noche del pasado domingo, y en una misión estrictamente secreta, Estados Unidos lanzó al espacio uno de los satélites espía más grande hasta la fecha.
Tal es su tamaño, que el satélite, de nombre "NROL-32", tuvo que ser lanzado sobre el cohete Delta-4, de 72 metros de altura.
Según explicó el experto espacial Ted Molczan a la revista especializada online 'space.com', el satélite consta de receptores de precisión y de una antena con un diámetro de hasta 100 metros. Esta nueva tecnología permitirá a las organizaciones secretas y al Pentágono recolectar información táctica de inteligencia.
Este es el segundo satélite espía que lanza EE.UU. en menos de dos meses y se espera que para marzo lance otros tres satélites más. ¿El objetivo? Reforzar la seguridad reemplazando los satélites espías que actualmente están en el espacio, pero que quedaron obsoletos.
El organismo encargado de este lanzamiento es la NRO, una organización encargada de la construcción y gestión de los satélites espías estadounidenses.
Bruce Carlson, su director, señaló en un comunicado a la prensa que con estos nuevos satélites busca obtener información necesaria para que Estados Unidos se mantenga alerta, proporcionando a políticos, analistas de servicios secretos y especialistas antecedentes clave para velar por la seguridad del país.