Señor director:

Las virtudes del Teatro Municipal de Santiago son numerosas. No sólo es un centro histórico del quehacer nacional, sino que, además, se trata de un espacio dedicado, quizás más que ningún otro en Santiago, a mostrar lo más elevado de las artes escénicas (teatro, ópera, ballet, danza, etc). Con toda su hermosa tradición -ni hablar de su excelente gestión- no se entiende que las autoridades comunales quieran cambiar al directorio, argumentando la necesidad de darle un nuevo “rol” o “expandir” el teatro a otro tipo de repertorios.

Para los espectáculos artísticos/musicales/teatrales hay espacios en la ciudad; anfiteatros, calles, parques y actividades culturales abundan, sobre todo en verano. Por el contrario, las finas artes, cada día más aisladas por carecer del factor “entretenimiento” -como se mal entiende éste hoy- van desapareciendo inexorablemente cuando sus espacios se ven reducidos.

Iniciativas como la de Carolina Tohá son las que, finalmente, convierten el verdadero arte en un placer sólo para la elite.

Rodolfo Gasset