A fines de los 90, Zaha Hadid (1950) no era más que una promesa. La arquitecta iraquí, formada en Londres, era conocida por sus diseños orgánicos, de formas sinuosas y a escalas tan espectaculares que nunca llegaban a construirse: Hadid no convencía a los inversionistas y sus osados proyectos no traspasaban los límites del papel. Para algunos colegas su obra es "arrogante" y aseguran que a Hadid no le interesa la habitabilidad de sus espacios. Otros, en cambio, la consideran un genio. Su mentor, el británico Rem Koolhaas, la calificó de "un planeta en su propia órbita. Inimitable".
Los cierto es que a la iraquí le bastaron sólo cinco proyectos construidos en EE.UU., Francia e Inglaterra para que en 2004 se convirtiera en la primera mujer en recibir el Premio Pritzker, el Nobel de la Arquitectura. En esa ocasión, el jurado destacó su "inquebrantable compromiso con la modernidad. Siempre innovadora, ha alterado la geometría de los edificios".
Hoy, con más de una veintena de edificios terminados, entre ellos el Centro Acuático de Londres, inaugurado el año pasado para los Juegos Olímpicos y el MAXXI, el primer museo de arte contemporáneo en Roma, Hadid sigue presa de su fama ambivalente. Cada proyecto que emprende es examinado en detalle por sus opositores y nunca faltan las críticas. Como las que ahora tienen en vilo dos de sus diseños: los Estadios Olímpicos de Tokio y Qatar, a inaugurarse en 2020 y 2022, respectivamente. El primero ha congregado a 100 arquitectos japoneses, entre ellos Sou Fujimoto, Kengo Kuma y Toyo Ito, quienes cuestionan el alto costo del edificio, además de su escala, levantado 70 metros por encima de los edificios y parques de la ciudad. En tanto, el segundo, ubicado en la ciudad de Doha, ha sido comparado con una vagina, desatando la ira de Hadid. "Es realmente vergonzoso que me vengan con una tontería como esa, dijo la iraquí a la revista Time, la semana pasada. "¿Acaso todo lo que tiene un agujero es una vagina? Si el proyecto fuese de un hombre no estarían haciendo estas comparaciones".
En Tokio, sin embargo, las críticas surtieron efecto y el Japon Sport Council ha pedido a la arquitecta que vuelva a escalar su obra y que reduzca los costos, que se alzaban en US$ 3 mil millones.
Destino Asia
Los ataques a Hadid han dificultado su inminente expansión en Asia, donde ya tiene dos sendas construcciones, ambas en China: la Casa de la Opera de Guangzhou, terminada en 2010, y el centro comercial Galaxy Soho en Beijing, abierto en mayo pasado. Claro que esta última también ganó el rechazo del Centro de Protección del Patrimonio Cultural de Beijing, que lo calificó de "un típico ejemplo de cómo se destruye la antigua ciudad china".
Sin embargo, la arquitecta sigue sumando proyectos en la región, como el Parque Dongdaemun en Corea del Sur, la Universidad Politécnica de Hong Kong y el Banco Central de Irak. ¿Por qué Hadid sigue siendo tan solicitada a pesar de la resistencia que provoca sus obras?
A pesar de lo que digan sus detractores, la iraquí es una de las arquitectas con mayor prestigio, gracias a la calidad de su trabajo y a su avasallador carácter. Por algo en 2008 la revista Forbes la situó entre las 100 mujeres más poderosas del mundo. A Hadid nada le queda chico, y no ha dudado ni siquiera en cruzar los límites de la arquitectura, diseñando zapatos para marcas como United Nude y Lacoste, que la han hecho trazar vínculos desde el actor Brad Pitt al diseñador de moda Karl Lagerfeld.
Según Rowan Moore, crítico de Arquitectura del diario The Guardian, su éxito se debe en gran medida a su obsesiva personalidad. Ella pone todo a prueba, a sí misma, a sus empleados, a sus clientes y a los usuarios de sus edificios. "Es como si dijera: si sobrevives a todo esto, voy a hacer algo fantástico y tú podrás formar parte de todo ello", escribe Moore.
Llegar a la cima del mundo no ha sido fácil: Hadid ha sacrificado su vida familiar, nunca se casó ni tuvo hijos, y la simpatía de varios colegas. También debió lidiar con el hecho de ser una extranjera en Londres y estar inserta en una profesión donde la mayoría de los que triunfan son hombres.
Para Hadid llegar a Asia ha sido un desafío mayor y quizás el lugar ideal para poner a prueba su creatividad. "Cada país tiene sus requisitos locales. En China, el requisito es ser grande. ¿Dónde más puedes conseguir esta escala?", ha dicho la arquitecta. Ya se verá si alguien puede detenerla.