Las coordenadas de la guerra y la paz son las únicas que importan en el mapa de la creación del Ballet Nacional Chileno (Banch). Haciendo algo de historia, todo salta a la vista: tras oponerse a las órdenes hitlerianas que pedían la expulsión de los judíos de su compañía de danza, el coreógrafo alemán Kurt Jooss abandonó el país y comenzó a deambular por Europa y, finalmente, América. Aquí removió la escena con La mesa verde, su influyente alegato danzístico antibélico. En la escala de Chile en 1940, uno de los integrantes del grupo decidió dejar la compañía y junto a su esposa Lola Botka creó la Escuela de Danza en 1941. Se llamaba Ernst Uthoff y cuatro años más tarde, el 15 de agosto de 1945, fundó el Banch. El mismo día y separado por un océano de distancia, el emperador Hirohito transmitía un mensaje radial a sus compatriotas anunciando la rendición de Japón. Fue el término de la Segunda Guerra Mundial.
A 70 años de la función del ballet Coppélia que Uthoff preparó para el debut de su compañía chilena, el Ballet Nacional Chileno (Banch) celebrará su aniversario con el montaje del Réquiem de guerra, ambiciosa creación que adapta la obra homónima del compositor británico Benjamin Britten (1913-1976) a la danza, pero donde también intervienen la Orquesta Sinfónica y el Coro Sinfónico de Chile. Las presentaciones irán desde el viernes 9 al miércoles 14 de octubre en el Teatro Universidad de Chile, concentrando alrededor de 120 personas en escena, entre bailarines y músicos.
"Casi nunca se hace este encuentro triple entre los cuerpos estables del Centro de Extensión de la Universidad de Chile: la última vez fue la reposición del clásico Carmina Burana, que fue creada por el propio Ernst Uthoff en 1953", dice el director del Banch Mathieu Guilhaumon acerca de la obra repuesta en el 2005. Ahora también se celebran los 60 años del Coro Sinfónico de la U. de Chile, fundado en junio de 1945.
"Esta propuesta es todo un desafío. Nunca nadie ha hecho una puesta en escena del Réquiem de guerra de Britten. Hace dos años hubo una muy buena versión de concierto en Basel (Suiza), pero nada como lo que nosotros ahora proponemos", agrega el francés Guilhaumon.
Estrenado en mayo del 1962 con motivo de la reinauguración de la Catedral de Coventry (Gran Bretaña), dañada en la Segunda Guerra, el Réquiem de guerra utiliza poemas de Wilfred Owen, escritor que murió en las trincheras de la Primera Guerra y cuyos versos son emblemáticos en la literatura antibélica.
"La vida de Britten es un elemento vital en esta puesta en escena", explica el director. "El se declaró objetor de conciencia: era pacifista y se oponía a participar en cualquier contienda bélica. Debió ir a los tribunales por ello. Eso dañó seriamente su imagen en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial, que ya había sido afectada por su condición homosexual dentro de una sociedad intolerante. La conexión con Wilfred Owen es evidente: es un poeta que va a la guerra, escribe contra ella y se sabe que también era homosexual" .
Con una duración de hora y media, el Réquiem de guerra es también la oportunidad para que los tres cuerpos estables del CEAC trabajen en conjunto. "No deja de ser excepcional que instancias como el Ballet Nacional y el Coro Sinfónico se mantengan durante tanto tiempo, siempre en primer nivel y cumpliendo nada menos que 70 años. Por eso esta obra es una experiencia muy bonita y al mismo tiempo emblemática", dice el nuevo director del CEAC, Diego Matte.