Su nombre es Than Shwe, aunque prefiere que se dirijan a él por su título oficial: Secretario 1. Jamás ha concedido una entrevista y rara vez aparece en público, pero la mera mención de su nombre provoca escalofrío en los birmanos. Empezó como cartero en la Birmania colonial de los británicos, se alistó en el Ejército, se formó en la guerra y se ha enriquecido en el poder. Su orden de liberar hace una semana a la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi no supone que vaya a hacer lo mismo con su pueblo.
Desde su ascensión al poder en 1992, Than Shwe ha dinamitado las pocas esperanzas de democratización del país. Miembros moderados del gobierno han sido destituidos o encarcelados. El número de presos políticos se ha multiplicado. ¿Dictadura? El general prefiere llamarlo "democracia disciplinada".
Los militares de este país que ellos mismos rebautizaron como Myanmar en 1989 se aferran a un poder del que depende una elite creada a su alrededor. Todos los negocios más prósperos están en manos de los uniformados, sus familiares o sus amigos.
La imagen de Than Shwe, ya deteriorada por la represión, sufrió el golpe definitivo con la boda de una de sus hijas en 2006. El video de la celebración muestra la decadencia del régimen. La novia luce un collar de diamantes, sirven la champaña más cara y los invitados regalan autos deportivos y joyas. Todo en un país que los generales han reducido a los niveles de desarrollo de Africa subsahariana.
Pero algo más que el dinero mueve al Secretario 1. El es un hombre supersticioso que puso a su avión oficial El Elefante Blanco, en honor a una rara especie de paquidermo relacionada con la buena fortuna. En 2005, ordenó trasladar la capital birmana a Naypyidaw, en mitad de la jungla, tras recibir indicaciones de su astrólogo de que el cambio alargaría su reinado.
La única que se ha atrevido a enfrentarse con él ha sido la disidente Aung San Suu Kyi, quien ha pagado su oposición pasando 15 de los últimos 21 años bajo arresto domiciliario.