Entre 1880 y 1930 Chile se transformó en el principal productor de salitre del mundo, y hacia fines de 1929 daba 90.000 empleos. Sus envíos llegaron a representar el 70%.

Pero, en pleno conflicto armado de comienzos del siglo XX, Alemania asestó un golpe con un sustituto sintético y el punto final lo puso la Gran Depresión.

La menor demanda provocó la quiebra y posterior cierre de faenas. No hubo medidas preventivas, sino reactivas: en 1931 se decretó la moratoria de la deuda externa, se redujo el gasto público, y subieron tributos. La economía se volcó al mercado local.

De a poco comenzaba a tomar relevancia la explotación de cobre en minas como El Teniente y Chuquicamata.