Fue de manera accidental. A mediados de la década de los 90, el profesor Juan Díaz, de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, investigaba las características tectónicas del litoral chileno en torno a la península de Arauco, cuando descubrió que uno de los combustibles más prometedores para el futuro energético de nuestro planeta también estaba presente en nuestras costas.

Se le conoce como el "oro blanco", porque se encuentra atrapado en formaciones de hielo bajo el mar en bordes costeros y en lagos de latitudes frías. Los llamados hidratos de gas se perfilan como un eventual reemplazo para el petróleo debido a sus grandes concentraciones de metano, principal componente del gas natural. Se estima que si se sumaran todas las reservas de combustibles fósiles que existen en el mundo, incluyendo este recurso, más de la mitad serían hidratos de metano.

Tres son las zonas del planeta donde se concentra este combustible: los lagos congelados de Siberia y Norteamérica, el fondo marino en zonas costeras de agua fría -como pasa en Chile- y en sedimentos ubicados entre 100 a 500 metros bajo el fondo marino. Y si bien hablamos de un combustible que fue descubierto a principios del siglo XIX, no fue sino hasta la década de los 60 que los rusos comenzaron a estudiarlo en Siberia. Las prospecciones científicas para identificar dónde extraerlo son todavía más recientes y comenzaron a fines de los 90.

Reservas en nuestras costas

En Chile, el profesor Juan Díaz es uno de los pioneros en el estudio de los hidratos de gas. A mediados de la década pasada, realizaron tres investigaciones para identificar las principales zonas donde es posible hallar estos yacimientos en el país, extrayendo muestras y determinando distancias y profundidades de los yacimientos. La última fue a bordo del buque de la Armada Vidal Gormaz. Y la conclusión a la que han llegado hasta el momento es que la zona que alberga las mayores concentraciones con posibilidades de explotación se ubica entre Valparaíso y Valdivia.

Uno de los mayores yacimientos está en el área de Concepción, a 72 kilómetros de la costa y a 780 metros de profundidad. "Iniciamos estos estudios porque teníamos antecedentes de que había hidratos de gas desde Valparaíso hacia el sur", cuenta Díaz. Según explica, se trata de una zona abundante en ríos con desembocadura al mar, que generan sedimentos que actúan como el "caldo de cultivo" para la formación de los hidratos de gas. Desde Valparaíso hasta Valdivia, las estimaciones indican que los yacimientos se encuentran entre los 50 y 100 kilómetros del borde costero.

Los hidratos de gas se forman debido a que los sedimentos que llegan al mar son ricos en materia orgánica, la que a su vez es "digerida" por microorganismos en el océano. En ese proceso, se generan residuos de metano bajo la forma de burbujas. Bajo condiciones de alta presión y bajas temperaturas, estas burbujas quedan atrapadas en el hielo.

Todas estas exploraciones requieren de moderna tecnología para detectar los yacimientos. Los científicos utilizan tubos que se inyectan en el subsuelo marino para extraer los sedimentos donde se revela la presencia de este recurso.

El desafío de la extracción

El principal obstáculo hasta ahora ha sido extraer este recurso, ya que se requiere separar las moléculas de agua con las moléculas de metano que dan forma a los hidratos de gas. Tres son los mecanismos que se están ensayando en diversas partes del mundo para poder aprovecharlo comercialmente: la despresurización, la estimulación térmica y el uso de inhibidores químicos. En la primera se hacen perforaciones directamente en el hielo a fin de extraer el metano; la segunda consiste en inyectar vapor para separar el metano del agua y extraerlo luego con equipos especiales (el tercer procedimiento es muy similar, pero utilizando sustancias químicas).

Juan Díaz explica que se trata de procedimientos complejos que requieren de una importante inversión: "Para poder realizar cualquier labor extractiva se necesita establecer un programa nacional. Estimamos que eso podría tardar unos 15 años y ahí recién comenzar a aprovechar este recurso", explica.

El futuro podría llegar a ser promisorio, sobre todo considerando la dependencia energética de Chile en cuanto a combustibles fósiles. Los estudios indican que los yacimientos en nuestras costas equivalen a contar con una cantidad mil veces superior al consumo de gas anual que se registra en el país. En el contexto global, aproximadamente el 3% de todas las reservas mundiales estaría en las costas chilenas.

Los expertos concuerdan en que existe menos probabilidad de encontrar hidratos de metano en la zona norte, y que en la Región de Magallanes podrían existir importantes yacimientos, pero debido a la geografía accidentada y las condiciones climáticas del extremo sur, sería mucho más difícil extraer gas en esta zona, explica Díaz.

A nivel planetario, se estima que los hidratos de gas son el hidrocarburo más abundante, tanto así que el interés por estudiar y extraer este combustible es visto como una alternativa para reemplazar las reservas de petróleo que se agotan.

Aunque los resultados todavía no han sido publicados, en las costas de Japón se realizó el primer experimento de producción con este recurso, utilizando los diversos mecanismos que se han desarrollado para su explotación. Científicos en Chile y el mundo, así como compañías que se especializan en energía, esperan con atención estos resultados que podrían marcar un "antes y un después" para el futuro del combustible en el planeta.