"Tranquilo-nervioso", resume su estado el humorista Rudy Rey (32 años, Valparaíso), pocas horas antes de subir por primera vez a la Quinta Vergara. El escenario mete miedo, pero cuando eres un humorista joven, sin contrato televisivo, sin nombre ni cara familiares, el cuero se hace grueso. Especialmente, bajo la luz naranja de la noche porteña.
La ruta hacia el Festival parte en los pubs de la subida Ecuador del Puerto, cuando Núñez, todavía cantante ("el típico, fome, tocando Lamento boliviano"), de aburrido comenzó a condimentar con chistes su set fogatero. "Y la gente se reía y era más entretenido para mí y para todos", recuerda.
El show pasó por bares de cerveza de litro, como la Locomotora, y aterrizó de estable en el pub El Huevo, donde había que convencer a gente apenas atenta, "porque a las dos de la mañana ya está pasada y quiere puro lesear".
Las imitaciones, las pelucas y los chistes fueron su argumento, y ahí, hace más de 10 años, se bautizó como Rudy Rey, "una especie de James Brown latino". Quedaba zarpar de Valparaíso y naufragó 20 veces: recuerda un show en Renca, caracterizado de Chayanne, con la gente abucheando. Se cayó, se rajó el pantalón, se le reventó un vaso de vino y, de milagro, estallaron las risas. "Es el chiste más viejo, como el pastelazo en la cara", dice, agregando: "Pero se le puede sacar provecho. Eso se aprende de la noche".
Tele y vuelta
Rudy Rey saltó a Santiago -nunca, sin embargo, dejó su hogar en el cerro Placeres- y en la temporada 2011-2012 ganó el programa Coliseo romano, de Mega, y marcó el peak de rating en el festival Viva Dichato. Después, estuvo en los Viernes sin censura de La Red, en Hazme reír de Chilevisión, y un olvidable paso por TVN en Juga2 y Vitamina V. "Me tuvieron como cuatro programas jugando. Un día me dieron minutos para mi rutina y después la repetían en el matinal", dice. "No me molesta que la pasen de nuevo, pero en Mega, por ejemplo, la comentan en los programas de farándula. Ahí sí creo que se hace con ganas de perjudicar", explica.
Será una rutina de 35 minutos, que arranca con 15 de humor musical -"obvio que incluiré a Ricky Martin"- y se interrumpe para una rutina hablada. Rey y su representante prepararon el guión, y ayer lo revisaban junto al comediante Lucho Arenas Jr. y al director de los Viernes sin censura (ahora en receso). Repasaron la rutina de Los Locos del Humor del domingo pasado, modificando algunos pasajes de la propia.
Pase lo que pase esta noche, dice, no dejará el Puerto: "Quiero sacar mi show al extranjero, pero no siento la necesidad de irme de Valparaíso". Ahí recibe a sus tres hijos, le compró a un terreno a su mamá y enfila a Viña o a Valparaíso, a meterse en algún karaoke, donde agarra el micrófono y descubre ideas, o anota las que salen de los otros cantantes improvisados. "Ahí", asegura, "sale el mejor humor del chileno".