De un lujo a una necesidad. Ese es el cambio de paradigma que viven muchas empresas chilenas, que ya no ven el arriendo o la compra de aviones privados como un gasto superfluo, sino que como una forma de hacer más eficientes los desplazamientos de sus ejecutivos por distintos puntos del continente.
Más que arrendar o adquirir una de estas naves, lo que están haciendo es comprar tiempo. "Se ha experimentado un gran cambio, pues las compañías y los empresarios están más abiertos a usarlos. Eso tiene que ver con el hecho de que muchas firmas chilenas han crecido mucho y se han internacionalizado", dice Jorge Porras, gerente general de Aviasur. Esta compañía de aviación ejecutiva, controlada por la familia Matetic, tiene la representación para Chile de la fábrica de aeronaves Hawker Beechcraft, para la venta de aviones privados y servicios de mantenimiento. En el país no existen más de 40 de estos aviones, mientras en Argentina hay unos 70 y en México, más de 500, según datos del sector.
Pero ahora la tendencia va en aumento en el país, producto de los reiterados atrasos que han presentado los vuelos de Lan y la alta congestión que presenta el aeropuerto de Santiago. "Por efecto de esas dos coyunturas, sí hemos notado un notorio incremento en evaluar la adquisición de aviones. Junto a eso han aumentado nuestros vuelos entre un 30% y 40%", puntualiza Porras.
Según las cifras de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), en 2009 ingresaron dos aeronaves tipo jet al país para ser operadas comercialmente por firmas aéreas. En 2010 hubo un cambio de tendencia: el número se elevó a 12 y en lo que va de este año ya se contabilizan tres aeronaves.
En el país, la mayor operadora que presta estos servicios es Aerocardal, ligada a la familia Kaufmann. En su portafolio cuenta con las naves Gulfstream G150 y Citation SII, y las aeronaves para charters Dornier, Piper Cheyenne, Piper Navajo y Cessna 421, entre otros, además de tres helicópteros.
En tanto, Aviasur dispone para el arriendo del modelo Hawker XP (jet con capacidad para siete personas). El valor de este avión ronda el US$ 1,9 millón. El otro modelo con el que se realizan viajes comerciales es el King Air 350i, con capacidad para nueve personas.
"Finalmente, son una alternativa a los vuelos de líneas aéreas, porque podemos viajar en horarios que ellas no cubren. Para ejecutivos que deben trasladarse en un muy corto período a varios países, ese es un requisito vital", explica Porras. Los ejecutivos del retail son los que más utilizan este tipo de aviones, pues generalmente deben asistir a "reuniones maratónicas" en Argentina, Brasil, Colombia y Perú, "muchas veces en menos de una semana", cuenta.
En tanto, dentro del país el escenario no es distinto, dice Roxana Bahamondes, directora de Terra Air. Según explica, son los ejecutivos pertenecientes a empresas mineras, eléctricas, de retail y viñas los que más frecuentemente se trasladan en estos taxis aéreos. "Los traslados son para todo tipo de distancias. De hecho, contamos con helicópteros, aviones monomotor para distancias cortas, hasta Gulfstream para trayectos más largos", puntualiza.
En promedio realizan ocho viajes mensuales. En el último tiempo, la mayor demanda proviene de las viñas. "Realizan sobrevuelos por sus terrenos para clientes y socios", afirma.
Para esta compañía, uno de los períodos más intensos ocurrió en los días posteriores al terremoto del 27 de febrero del año pasado, período en que elevaron sus vuelos a 20 mensuales, básicamente por la demanda de ejecutivos y empresarios que debían desplazarse y no podían por el mal estado de las carreteras.
Con todo, el negocio de la aviación privada no se reduce al nicho de empresas y ejecutivos. También las agencias de publicidad contratan estos servicios, para hacer vuelos sobre un lugar específico y así poder filmar. Asimismo, las compañías aéreas realizan promociones como la que desarrollaron durante el Día de la Madre, ofreciendo sobrevuelos de una hora sobre Santiago, con tarifas que partían en los $ 350 mil. "Si bien es una tarifa alta, ya no es privativa. Hay gente que puede hacerlo; ya no se ve como algo tan excéntrico", según Bahamondes.