a primera vez que Fernando Novas, paleontólogo del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, vió los fósiles enviados por el geólogo chileno Manuel Suárez -director de Geología de la U. Andrés Bello-, pensó que se trataba de varias especies de dinosaurios muertas en el mismo sitio: la Formación Toqui, al sur del lago General Carrera, Región de Aysén. La mano, cabeza y dientes eran similares a las de sauropodomorfos (dinosaurios de cuello largo), la pelvis se parecía a la de los ornitisquios (con cuernos), pero el cuello, la espalda y las patas traseras, a las de los terópodos (carnívoros bípedos, como el tiranosaurio). Pudo haber sido un ecosistema que reunió a los distintos grupos hace 148 millones de años.

Por eso, tras visitar el lugar en 2010 y recolectar un esqueleto casi completo, lo sorprendió comprobar que, en realidad, los huesos pertenecieron a una sola especie: un raro dinosaurio de un 1,60 m. de alto.

Bautizado Chilesaurus diegosuarezi, en honor a Diego (hijo del geólogo Manuel Suárez) quien encontró su primer hueso a los siete años, la especie es única en el mundo. De acuerdo al grupo de paleontólogos y geólogos, chilenos y argentinos, que lo estudiaron, es uno de los ejemplares más completos y mejor conocidos anatómicamente de todos los dinosaurios del Jurásico en Sudamérica. Pero además, cambia radicalmente lo que se sabía sobre la evolución de los dinosaurios. "Nos está indicando que la adquisición de caracteres relacionados con el consumo de vegetales, la evolución de los herbívoros fue más común de lo que imaginábamos. Hubo carnívoros que en numerosas oportunidades perdieron su condición de depredadores y se transformaron en herbívoros, Chilesaurus viene a sumar esta información, nos indica que esta rarísima mezcla de caracteres lo convierte en el primer representante de un linaje totalmente desconocido para la ciencia", dice Novas.

El trabajo tiene tal impacto que fue publicado ayer en la revista Nature y es también un hito para el área en Chile, asegura David Rubilar, jefe de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN). "Vamos a pasar de ser un país donde no se tenía registro de dinosaurios a tener uno de los más raros encontrados hasta hoy. No se habían encontrado dinosaurios tan raros como éste desde los años 70. Es único, es un linaje exclusivamente chileno, de Aysén. No hay nada como él".

El Chilesaurus diegosuarezi desconcertó a los paleontólogos, pues mezcla rasgos de los tres principales grupos en que se dividen los dinosaurios: ornitisquios y sauropodomorfos, ambos herbívoros, y terópodos, mayoritariamente carnívoros.

Novas explica que al analizar sus caracteres y realizar un análisis filogenético, determinaron que pertenece al linaje de los terópodos, pero en algún punto de la evolución perdió la condición de carnívoro y, a su vez, la de ágil corredor. "Cuando uno piensa en terópodos piensa en un velociraptor, un tiranosaurio, que más bien tenía patas esbeltas para correr velozmente tras una presa, en cambio el Chilesaurus poseía patas robustas y un pie relativamente ancho, con cuatro dedos que posaban en el suelo, en lugar de los tres de los terópodos de hábitos depredadores", dice.

El paso de carnívoro a herbívoro habría tardado millones de años en los que fue adquiriendo los rasgos para comer material vegetal.

Es el primer terópodo herbívoro documentado en el Hemisferio Sur. Otros hallados en Asia o América del Norte no están emparentados con él y, de hecho, vivieron mucho después (Cretácico).

Por qué vivió sólo ahí aún es un enigma, porque entonces no había cordillera, lo que habría explicado su endemismo. Sería esperable tener una fauna común con Argentina. "Sin embargo nos encontramos con un Chilesaurus que, a pesar de tener un aspecto extraño, era el más abundante ahí y uno se pregunta qué pasaba: ¿era un centro de nidificación? ¿por qué sólo ahí? ¿cuáles eran las condiciones ambientales que permitían que fueran tan abundantes en ese sitio?", dice Novas. lo que podría tener respuestas en una próxima investigación.

Manuel Suárez, el geólogo cuyo hijo encontró el primer fósil en 2004, realizaba un recorrido para un estudio del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin). En uno de los cerros cercanos a la localidad de Mallín Grande, vió una alternancia de rocas volcánicas y sedimentarias interesantes para su proyecto. Allí, además de Chilesaurus hallaron restos de titanosaurio (grandes dinosaurios de cuello largo), pequeños cocodrilos y un pariente del tiranosaurio.

Aún es necesario hacer más estudios sobre el ambiente en el que vivieron los dinosaurios de la Patagonia, pero Suárez dice que el lugar entonces estaba rodeado de volcanes y ríos. "No era planicie, falta más estudio, pero lo que vemos es un cono aluvial, cercano a volcanes activos, que en algún instante llegaba al mar. Hemos determinado que hay un mineral, la glauconita, que se genera en ambiente marino, además de árboles que indican un ambiente húmedo y temperado", asegura.

Cómo murieron es un misterio, porque si bien hay esqueletos muy completos de Chilesaurus, que era una especie pequeña, hay otros fósiles grandes muy destruidos. "Como si hubiesen pasado por una corriente de agua. Llama la atención lo bien conservados que están por la energía del transporte de estos depósitos. Debió ser un proceso muy rápido", dice.