Mustafá Kemal Ataturk, el padre de la Turquía moderna que reemplazó el derrotado imperio otomano tras la Primera Guerra Mundial, no sólo fue un general del Ejército turco, sino que también el responsable de fijar los lineamientos de la república nacida en 1923. Como primer Presidente del país creó un Estado democrático, moderno y laico y redujo al mínimo la influencia religiosa. Desde entonces, el Ejército turco se ha erigido como una suerte de garante de los valores impulsados por Ataturk -en especial el carácter laico de la república turca que puede haber pesado contra el gobierno del Presidente Recep Tayyip Erdogan en esta ocasión-y ha tenido un rol activo en la política del país.
Esta vez volvió a insistir en uno de esos principios, al asegurar que tomaban el poder "para asegurar el orden democrático". De concretarse, sería el primer golpe de Estado en ese país desde febrero de 1997, cuando se llevó a cabo un movimiento incruento, que incluso fue catalogado como un golpe "postmoderno", que puso fin a los intentos por impulsar un proceso de islamización. Bastó la simple publicación de un memorándum rechazando el camino adoptado por el primer ministro Necmettin Erbakan para hacer caer al gobierno. En esa oportunidad los militares calificaron su acción como un "reajuste del equilibrio hacia la democracia".
Esa vez el propio Erdogan, entonces alcalde de Estambul, fue encarcelado tras ser acusado de amenazar el laicismo turco por leer unos versos considerados como "una incitación al odio religioso".
Los autores de ese golpe fueron llevados a juicio hace solo tres años por el actual gobierno, tras la modificación de la Constitución impulsada por el propio Erdogan cuando era primer ministro.
Un año antes, también se había llevado a cabo el proceso contra los impulsores del anterior golpe, el del 12 de septiembre de 1980 que se concretó tras una década de tensiones políticas y violencia en el país. En esa ocasión los militares actuaron con especial dureza y declararon que tomaban el poder con el objetivo de "salvaguardar la unidad del país y restaurar la autoridad estatal de manera imparcial". Se cerraron diarios y se detuvo a cerca de 700 mil personas.
De concretarse, la acción de ayer sería el quinto golpe de Estado en la historia de la Turquía moderna. El primero se remonta a 1960 cuando el Ejército derrocó al gobierno del primer ministro Adnan Menderes, quien fue ahorcado junto a sus ministros acusado de violar los principios de la Constitución turca. Once años más tarde, Turquía fue testigo de otro golpe, motivado esta vez por la crisis política y económica que vivía el país.







