Encontró la fama bajo los escenarios, tras bambalinas, en el cómodo anonimato del autor y director. Aunque cuenta que debutó como un mal actor de cabaret en Londres, y que luego recorrió todo el Reino Unido haciendo stand-up comedy, Patrick Marber sintió el ímpetu de escribir desde que tenía 9 ó 10 años. "Era la mejor manera de expresar mis sentimientos. No me gusta hablar mucho. Creo que era un niño muy tranquilo", relata.

Su prematuro retiro de las tablas no fue en vano: "Traté, cuando era más joven, con el cuento y la novela, pero me pareció una prosa muy difícil. Con el diálogo me va mejor. Me gusta discutir conmigo mismo". Luego de escribir guiones para radio y televisión, se encerró en casa para hacerlo en serio. Y, para cuando esa nueva costumbre suya por almacenar palabras y expresiones ajenas se volvió una obsesión, hizo de su escritura una exitosa fórmula, y del silencio, una actitud frente el mundo.

Nada extraño que sus respuestas sean escuetas, aunque elocuentes. Desde que se asomó en la escena teatral en 1995, con Dealer's choice -donde se hizo cargo de una antigua adicción a los juegos de azar- y After Miss Julie, ambas en el Teatro Nacional de Londres, la crítica puso sus ojos sobre un autor descarnado, conciso y sin pudor en escupir palabras sobre el deseo, el amor y el sexo al papel, como puñaladas en un colchón de plumas.

Pero fue en 1997, con el estreno de su tercera pieza, Closer, dirigida por él mismo, que pudo probarle al resto -y a sí mismo- que su mezquindad con las palabras podía ruborizar a los puristas más pacatos y a otros autores deslenguados, como David Mamet. "La gente necesita historias de amor, y esta obra es una de ellas", dice Marber desde Londres, como si su lejanía con Chile fuese proporcional a su concepción del amor, versus la que permanece incrustada en la sociedad.

- "¿Por qué te fuiste?

- Problemas con un hombre.

- ¿Tu novio?

- Más o menos.

- ¿Lo dejaste, así de fácil?

- Es la única manera de irse. Ya no te amo. Adiós.", anota en Closer, que tuvo su debut el 29 de mayo de 1997, también en el Teatro Nacional. Pronto, la obra se vuelve un éxito: dos años más tarde llega a Broadway, al Music Box Theatre, y para fines de siglo el texto se esparcía por Europa y otros rincones. Mientras, su autor seguía sumido en un culto al silencio.

Todo transcurre en Londres, donde Marber nació el 19 de septiembre de 1964. Dan, un escritor de obituarios en un diario, y quien tras auxiliar a Alice, una streapteasera, termina conviviendo con ella. Hasta aquí, todo parece una comedia amorosa. Pero en los cuatro años que transcurren, la relación se complica cuando él se enamora de Anna, una fotógrafa que antes estuvo casada con Larry, un exitoso médico. Lo que Marber hace es entretejer los hilos de cuatro vidas opuestas. Y si al comienzo es capaz de provocar carcajadas que sacan lágrimas, tras el intermedio, las mismas se vuelven llantos que acaban en nerviosos balbuceos. Pero Marber insiste en que ésta, la suya, sí es una historia de amor.

"No es sobre infidelidad, sino sobre el deseo. El amor. Los celos", dice. Reconoce también que en ella, y a pesar de que su voz logra desdoblarse en cuatro mentes retorcidas, no hay anécdotas personales. "He sentido todos los sentimientos y las emociones expresadas en la obra, pero mi vida no está en ella. Así que el texto es muy personal para mí, pues yo la escribí, pero al mismo tiempo es solo ficción. Estoy cerca de él, pero también muy lejos".

En 2003, cuando Closer daba la vuelta al mundo, Marber recibió el llamado de Mike Nichols, el director norteamericano fallecido en 2014 y que años antes había filmado Quién teme a Virginia Wolff (1966), El graduado (1967) y otras de sus cintas favoritas. Fue él mismo quien le propuso a Marber reescribir la obra para rodarla. El dramaturgo, desde luego, aceptó.

¿A esas alturas, estaba convencido de que Closer era algo más que un buen texto?

¡No! Ni siquiera estaba seguro de si iba a funcionar como obra. El éxito mundial de Closer ha sido una de las cosas más sorprendentes que me ha sucedido.

La película se estrenó en 2004 en Estados Unidos, protagonizada por Jude Law, Natalie Portman, Clive Owen y Julia Roberts. La crítica se rindió ante la autoflagelante pluma de Marber, y pronto vendrían los desfiles por la alfombra roja: ese mismo año, Portman y Owen fueron nominados al Oscar a Mejor Actriz y Actor de reparto. Ninguno se quedó con la estatuilla, pero en los Globos de Oro, donde además competía a la Mejor película, Dirección y Guión, la historia fue otra. "Me gustó mucho la película. Es diferente a la obra en una serie de lugares y formas, pero me abrazo a esas diferencias. Me encantaba Mike Nichols, y quería verlo hacer su versión de la historia", dice Marber. "No creo que exista eso de las representaciones 'fieles'. Siempre es lo que los directores y actores deciden que sea".

El autor inglés, que en 2014 adaptó al cine la novela 50 sombras de Grey, y quien acaba de estrenar The red Lion en Londres, retorna con Closer a Chile luego de que fuese montada en 2001 por Francisco Morales. Esta vez, dirigida y protagonizada por Cristián Campos, Amaya Forch, Francisco Gormaz y Adriana Stuven, llega al Mori Bellavista. "Es un gran honor, ojalá pudiese viajar a verla", dice Marber.

¿Cree que la comedia es un género menospreciado actualmente?

"El mundo está en un estado tan terrible, que la tragedia es el género más acorde a estos tiempos, pero creo que la risa puede ser un gran consuelo en tiempos difíciles. Las palabras correctas en el lugar correcto producen risa, pero el riesgo de toda comedia es que una palabra fuera de lugar puede matar una risa. O un momento conmovedor".