Van a ser las seis de la tarde y Rodrigo Molina ya está ubicado hace rato afuera del complejo Juan Pinto Durán esperando la salida del bus que lleva a la Selección al Estadio Nacional. Lleva siete años haciéndolo y, mientras se sube a un árbol para coordinar los ceacheí, cuenta que acá es conocido como Cristo o Superman. "Vengo porque soy cábala", dice Molina, lo que certifica contando que una vez lo subieron al mismísimo bus. También está Martín (5), un niño vestido de carabinero que vino con su tío, que está disfrazado de teletubbie, y el Chupalla, que figura arriba de un poste invitando a las casi 300 personas -vigiladas por unos 40 carabineros-, que llegaron a apoyar a la Roja, a gritar o cantar el himno.

 A las 18.55 se abre la portón de Pinto Durán. El Dodge Charger verde está listo para escoltar al bus. Mark González y Jean Beausejour escuchan música y apenas miran por la ventanilla. La gente espera su recompensa y Arturo Vidal, de pie al final de pasillo junto a Gary Medel, saluda a los hinchas.

La gente empieza a correr para seguirlos. Un puñado de reporteros se sube rápidamente a sus vehículos para acompañar el trayecto. Todo sea para estar cerca del bus. Pero va tan rápido que llega en tiempo récord al estadio. Atrás quedan varios grupos de hinchas que lo ven pasar con banderas y bombas de humo en Macul y Camino Agrícola, y un reportero radial que se queda atascado en el taco pero improvisa para sus auditores.

Si usted pertenece al ínfimo porcentaje de la población nacional que no sabe de qué estamos hablando, sepa que "el bus" (#ElBus para los tuiteros) es el seguimiento minuto a minuto que hacen los canales de televisión y las radios del trayecto del autobús que lleva a los seleccionados desde el lugar de concentración hasta el estadio. Algo que ocurre entre dos horas o una y media antes de que empiece el partido, momento en que los canales interrumpen su programación, ya sea otros partidos, teleseries, noticiarios o lo que sea necesario para que el televidente se empape de patriotismo, apure el fuego de la parrilla y elongue para soltar los nervios.

Cuando Chile juega de local, la puesta en escena se lleva a cabo por tierra y aire con cuatro cámaras, de las cuales una va en un dron que sobrevuela "la intimidad" del complejo Juan Pinto Durán y otra en un helicóptero. "Imagínate cómo se siente un jugador cuando se está subiendo al bus para ir al estadio. Eso es lo que tratamos de transmitirle al televidente. Que se sienta súper metido en lo que hace la Selección, que sea un jugador más", dice Jorge Banderas, productor ejecutivo de Deportes y eventos especiales de Mega, canal que tiene los derechos de las clasificatorias, y agrega que es una estrategia para enganchar a la gente con la transmisión y encender el ambiente.

El factor rating

Hace un mes, Mega transmitía el partido Colombia-Perú, pero hizo un alto para mostrar al bus. La Roja iba rumbo al Estadio Nacional para jugar con Brasil. Más de algún televidente que estaba siguiendo el partido reclamó en Twitter. "A todos los que se quejan porque Mega dejó de dar COL-PER para transmitir #ElBus, les cuento: el rating se disparó en cuanto entró", explicó César Olmos, editor de Deportes en Prensa de TVN. Aunque desde el canal del grupo Bethia cuentan que si bien el trayecto no dobló la sintonía, sí les sirvió para quedarse con el primer lugar del rating.

Lo que pasa, dice Marco Antonio Cumsille, productor ejecutivo de Deportes 13, es que la escena despierta curiosidad. "Como es un detalle más bien anecdótico, se suma gente a la que no necesariamente le gusta el fútbol o le interesa ver un partido. Por eso es más transversal", y agrega que las tomas aéreas funcionan mejor porque se ve la interacción con la gente en las calles.

Décadas de bus

El primer antecedente de la transmisión del bus tiene más de 30 años. Fue en el partido en que Chile clasificó al Mundial de España 82, frente a Ecuador, en Santiago. Pero la fijación con el bus no es exclusiva de nuestro país. "No es algo tan chauvinista ni tercer mundialista", dice César Olmos y agrega que para el último Mundial, FIFA TV ofreció la señal del bus de todos los equipos antes de cada partido hasta con helicóptero.

Waldo Cáceres (51) es uno de los protagonistas de esta historia, porque desde hace cuatro años es el conductor oficial del bus de la Selección chilena. "Lo primero que se me vino a la mente cuando vi el bus y mi jefe me da la sorpresa de que iba a manejarlo fue un gran 'chuta', por la enorme responsabilidad que significa ser el conductor oficial de la Roja. Al poco tiempo fui conociendo a los distintos jugadores, a Fernández, Bravo y con eso ya me di por pagado", dice el chofer, que llego a este trabajo como empleado de Coca-Cola, auspiciador oficial de la Selección. "Para mí es tan importante que, sin mirar en menos a mis otros compañeros, me hace sentir totalmente realizado como conductor", agrega.

El relator Ernesto Díaz Correa cubrió el trayecto por 19 años para Radio Cooperativa y la mayoría de los entrevistados coincide en que es quien mejor lo ha hecho. "Le ponía la misma fuerza e intensidad que a un relato de fútbol. Contaba dónde iban sentados los jugadores, hacia dónde miraban. Decía 'estamos a dos cuadras de girar a la izquierda donde vamos a tomar Camino Agrícola. Mucha gente en Maratón donde va a girar el bus a la derecha. Veo a Bravo sentado en dirección a…'. Era un relato deportivo", dice Díaz Correa.

 Para Díaz, el bus es parte central del cronograma de los partidos de la Selección y su salida tiene su protocolo. Los primeros en llegar son los reporteros que esperan afuera de Juan Pinto Durán. Después aparece el propio bus y más tarde los carabineros que lo escoltan. "El recorrido es siempre el mismo: avenida Las Torres, Macul, Camino Agrícola y Maratón. Se demora aproximadamente 10 minutos en llegar al Estadio Nacional, aunque a veces para porque hay muchas personas en el camino. La gente vibra: flamean banderas, las mujeres levantan a los niños y se los muestran a los jugadores, les tiran challas, les muestran la camiseta, muchos acompañan al bus en moto. Es un ritual muy bonito", dice el relator de Radio Cooperativa.

Algo con lo que Cumsille concuerda: "Me gusta esa especie de fervor popular que se da en las calles. Es como que la gente entregara su esperanza a estos jugadores antes del partido. Es como un rito, una cuestión bien simbólica. Los jugadores son depositarios de la fe de la gente". Un nervio que vive en carne propia el conductor. "Es increíble la adrenalina que provoca la escolta, ver la gente que se acerca o los niños cuando nos hacen preguntas. La verdad es que yo no era muy futbolero antes de empezar en esto, pero desde entonces que no me pierdo ningún partido".

"Siga a ese bus"

La cobertura no sólo se hace cuando se juega en Chile. Para el reciente partido con Perú, en Lima hace un mes, el bus fue acompañado de un amplio operativo policial debido al ambiente de rivalidad que había. La noche anterior los hinchas peruanos metieron mucho ruido afuera del hotel para que los chilenos durmieran poco y mal y se temía que podía haber algún altercado. "Pensaban que le podían tirar algo al bus en el trayecto", cuenta Marcelo González, periodista de Mega que lo siguió desde el hotel hasta el estadio limeño.

El recorrido se mantuvo en secreto, lo que significaba que la pericia del conductor era todavía más importante porque a tener que improvisar. El equipo de Mega se puso en manos de la señora Silvia, de 60 años. "Por favor, siga el bus y no lo pierda nunca de vista porque todo Chile está mirando esto", le dijo González al subirse al auto. "No hay problema", respondió ella, sin inmutarse.

Silvia se metió entre la escolta policial, se pasó las luces rojas igual que la policía y nunca lo perdió. "No pensé que iba a ser tan seca. Incluso la mencioné en el relato: dije 'estamos en las manos de la señora Fitipaldi que nos lleva raudos por las calles de Lima'".  Fue trending topic. "Fernando Solabarrieta, que estaba relatando el otro partido, se empezó a reír y me pedía que siguiera yo".

El objetivo es lograr ubicarse al lado del bus de la Selección. Si no, no tiene gracia porque sólo se ve la parte de atrás con el logo. "Cuando los jugadores ven que hay una cámara siguiéndolos, saludan o se ríen en buena onda. Como que se dan cuenta del esfuerzo que están haciendo para conseguir una buena imagen", dice Jaime Herrera, periodista de canal 24 Horas que también ha participado en algunas de estas persecuciones, y agrega que le llama la atención que la gente salga a la calle. "Piensa que es un segundo que lo ven pasar. Por eso los mismos jugadores han agradecido cuando ven gente en las calles que sale a darles muestras de apoyo".

Antes de subirse al bus para llevar a la Roja al partido que jugó el jueves contra Colombia, Waldo Cáceres comenta que el bus que él maneja ha transportado a los jugadores en sus últimos triunfos. Que es la máquina de la Copa América. "Me atrevería a decir que el bus es una cábala para los seleccionados y, para mí, la pieza más importante de todo esto", remata.