CUANDO era un niño, Timothy William Burton simuló su propio asesinato. Con un hacha y ketchup, logró aterrar a sus vecinos a tal punto que llamaron a la policía. No es todo: también asustaba a los niños del barrio recreando invasiones extraterrestres. El resultado era esperable: el vecindario le colgó el cartel de inadaptado social, de obsesivo con la ciencia ficción y el terror. Pero a él no le importó nada, porque así se sentía: un extranjero en una zona demasiado tradicional para una personalidad como la suya en Burbank, California (EE.UU.).
Aquellos vecinos que sufrían con sus macabras bromas tal vez se sorprendieron al darse cuenta, cómo la peculiar infancia de Burton, caracterizada por una imaginación exacerbada, le permitió llegar a ser uno de los cineastas más populares y exitosos del mundo. Hasta ahora, su película más taquillera es Alicia en el país de las maravillas, con más de mil millones de dólares recaudados. Pero la lista suma más de 20, entre las que está su nueva obra Sombras tenebrosas e imperdibles en cualquier cineteca hogareña: El hombre manos de tijera, Beetlejuice, Batman y El extraño mundo de Jack son títulos que incluso lo hicieron merecedor de una exposición en París con más de 700 dibujos, muñecos y disfraces en su honor.
¿Qué tienen en común estas películas? Que Burton ha encantado al público a pesar de su tono excéntrico. El estilo gótico-expresionista que caracteriza la mayoría de sus películas le ha entregado ese sello por el que hoy es reconocido. Lo gótico se ve representado en el uso de grandes espacios que juegan con la luz, mientras el expresionismo se manifiesta en las arquitecturas asimétricas que interactúan con sus personajes, convirtiéndose así en un enlace entre la personalidad y aspecto físico del protagonista y su paisaje. Hay un ejemplo perfecto que lo grafica: el castillo donde vivía Edward, protagonista de El joven manos de tijera.
Lo de Burton no es solo alabanza facilista de la crítica, sino objeto de investigación debido a la mezcla de un argumento hilado, un diseño visual cautivante y personajes complejos que expresan su mundo íntimo sin ningún límite, lo que a menudo provoca la proliferación de la expresión de emociones y deseos reprimidos en el inconsciente. Helena Bassil-Morozow, investigadora de la U. de Bedfordshire, Inglaterra, analizó las obras del cineasta en un estudio en el que establece que sus películas son engañosamente simples, con una narrativa escueta, ricas visualmente y emocionalmente densas, que expresan ideas sicológicas bastante más comunes de lo que se cree: la inadaptación, la introversión y la presión social. Es más, Burton se ve a sí mismo en muchos de sus personajes. Diversas publicaciones mencionan, por ejemplo, la similitud entre el hombre manos de tijera y su creador, un personaje rechazado por la sociedad e inepto, incluso a nivel físico.
¿Qué hace que nos provoquen tanta atracción sus películas y personajes? Maritza Bocic, siquiatra de la U. Mayor y cinéfila reconocida, explica que los personajes inadaptados que protagonizan sus películas generan empatía, amor y aceptación. Y ahí está la genialidad de Burton: logra que el espectador se identifique con personajes aislados y con características físicas poco comunes, sacando lo mejor de ellos.
Bocic agrega que en su última película, a pesar de presentar a un asesino muy extraño, uno termina enamorándose de él, porque rescata lo más noble del personaje, tal como lo hace en sus otras películas. Al final, sigue Bocic, nos identificamos con esa parte oscura que tenemos, pero que escondemos.
Burton expone en sus películas los defectos de sus personajes y los hace queribles, rescatables; logra establecer una conexión entre sus personajes y su audiencia mediante la evidencia de la inadaptabilidad y los efectos que tiene el rechazo social a características que, en mayor o menor medida, tenemos todos.
Y así defiende Burton, en una entrevista en un diario estadounidense, su cariño por los monstros simpáticos: es algo que le quedó desde niño. "La sociedad te pone una etiqueta y te mete en el saco de los raros. En las películas comprendí que al final todos sentimos lo mismo".
Estilo en sí mismo
Los héroes solitarios de Burton, sistemáticamente malinterpretados por la sociedad por raros y feos, finalmente terminan reivindicándonos a nosotros mismos en la pantalla. Así lo muestra, por ejemplo, una encuesta realizada por el Laboratorio de Sicología de la U. Estatal de California (EE.UU.), cuyos expertos entrevistaron 1.166 hombres y mujeres que debían señalar su monstruo favorito y la razón por la cual les atraía.
A diferencia de los encuestados más jóvenes, quienes preferían personajes más violentos como los de la saga Saw, los adultos preferían criaturas como Frankenstein (historia que volverá a ser contada por Burton en Frankenweenie). ¿Las razones? El tormento que vive el monstruo, su sensibilidad y la alienación de las normas sociales.
El mismo Burton es una reivindicación de lo raro en la sociedad, como observó su alter ego Johnny Depp: "Nunca he visto a nadie tan inadaptado adaptarse tan bien. A su manera". Burton crea mundos fantásticos que descansan en algún lugar entre la realidad y la más pura fantasía.
Maritza Bocic dice que los mundos de Burton son un área interesante para la investigación sicológica, dado que se ocupa de la manifestación o expresión de los miedos y deseos inconscientes. La sicología describe las fantasías como historias compensatorias producidas por el inconsciente y que permiten al individuo reducir la ansiedad que esta situación le provoca, además de resolver deseos inconscientes.
Según Susan Courtney, profesora de sicología y neurociencia de la U. Johns Hopkins, en EE.UU., se ha demostrado que mientras tomamos gran parte de nuestras decisiones, disminuye nuestra actividad neuronal, ya que las vivencias que quedan grabadas en nuestro inconsciente se activan al momento de decidir. En una entrevista al diario Los Angeles Times, Burton quedó en evidencia: "Mis decisiones al momento de dirigir una película no son totalmente conscientes. Creo que todo es producto de nuestra educación cuando pequeños y yo me la pasé viendo películas. Todas las cosas que vi tienen un gran impacto en mí", dijo. ¿El resultado? Creó lo que muchos llaman un género de sí mismo.