Fue el cierre de más de 60 años de historia. Emocionados y con el recuerdo de haber entregado casi una vida a la fabricación del calzado y la tristeza de no volver a los galpones donde el cuero se convertía en moda, cientos de trabajadores de la empresa El Ferrol cerraron el viernes la industria que desde hace meses estaba paralizada.

Los 307 trabajadores están afectados, pero sabían que la situación no daba para más. Tres meses sin recibir remuneraciones y sin respuestas satisfactorias por parte de los dueños, hizo que entre abrazos y apretones de manos los obreros decidieran poner candado a una de las esquinas más reconocidas de Concepción, la de Ejército y Aníbal Pinto.

"Cumplí 51 años desempeñándome en diversos puestos. Incluso tengo dos hijos que también trabajaban conmigo. Entré a los 17 años e hice de todo. Fui cambiador de plantillas, lijador, pulidor, sacador de punteras. Es muy malo lo que está sucediendo, lo lamento mucho", declara triste, Manuel Contreras Muñoz, uno de los empleados más antiguos.

El Ferrol fue el último nombre de una trayectoria de décadas, ligadas a la elegancia y al buen caminar. En 1950, Hernán Ascuí Díaz, primer dueño de la manufacturera, se inició en el garaje de su casa fabricando zapatillas de descanso. Luego, comenzó a crecer y, al poco tiempo, creó Gacel. "Era un orgullo trabajar ahí, todos nos esforzábamos por entregar el mejor zapato de Chile. Por eso creció tanto la empresa. En la década del 80 y 90 exportábamos a Europa y Brasil. Llegamos a trabajar más de 600 personas en la época de oro", indicó Contreras.

"Era un orgullo. Las mujeres llegaban y se llevaban un montón de pares de botas. Era un producto caro, pero muy bien considerado. El nicho al cual apuntábamos era la clase acomodada y nos iba bien", rememoró el hombre de 68 años.

"Nosotros amamos el cuero. Antes era común ver desfiles de modelos de alta costura, mostrando los avances de temporada. Incluso, nuestro prestigio fue tan grande que para la reina de Miss Mundo, uno de los premios salía de acá. Además, del dinero y las joyas, se les entregaban 50 pares de zapatos, que nosotros fabricábamos. Nuestras habilidades eran muy bien consideradas", indica Luis Morales, presidente del Sindicato 1 de trabajadores.

Sin embargo, toda esa abundancia comenzó a disminuir cuando llegó el siglo XXI. La empresa atravesó momentos duros, lo que obligó a Ascuí a recurrir a capitales externos. En 2004, Capital Trust adquirió el 90% de la participación y, al poco tiempo, obtuvo el porcentaje restante. En 2006, Calzados del Sur compró la totalidad de la fábrica, para luego venderla, en 2008, por US$ 6.5 millones al empresario penquista Marcelo Celis, quien tomó posesión de la fábrica. La marca Gacel, sin embargo, quedó en manos de Calzados del Sur, con el compromiso que El Ferrol fuera el proveedor del 85% de su producción hasta 2012.

"Empezamos bien fabricando más de 15 mil pares mensuales, pero al tiempo, había menos dinero para seguir trabajando. La situación comenzó a empeorar, hasta que en mayo dejamos de producir", dijo Morales.

Por ahora, los ex funcionarios de El Ferrol presentaron una propuesta a Calzados del Sur, en la que ellos seguirían produciendo calzados en la sede gremial, a cambio que la empresa compre su producción. En Calzados del Sur expresaron que están analizando el conflicto que existe entre El Ferrol y sus trabajadores, asegurando que recibieron el proyecto emanado de los penquistas y será revisado.

La Tercera intentó comunicarse en reiteradas ocasiones con el propietario de El Ferrol, Marcelo Celis. Sin embargo, cercanos indicaron que no estaba disponible hasta la próxima semana.