Antonello Zappadu vive en un amplio departamento de Cali, a 800 kilómetros de Bogotá, sobre una montaña. El fotógrafo viste camiseta y usa lentes: tiene astigmatismo y miopía. Sus dos hijos deambulan por la casa. También Susan, su mujer. En el departamento no hay cuadros, sólo fotos en blanco y negro colgadas en las paredes. Son paisajes. Sobre una mesa está el portátil de Antonello y su último libro junto al periodista Paolo Berizzi: La Bamba: de la hoja a la nariz del mundo, un viaje por la ruta de la cocaína desde la selva colombiana hasta los consumidores en Milán.
En su MacBook Pro, Antonello revisa su mail y ve fotos. Muchas fotos. Allí tiene todas las imágenes de las bacanales de Berlusconi y las que ha hecho en una carrera que hizo a 10 mil kilómetros de aquí, en Cerdeña. En ese computador está la razón que lo hizo huir de su país.
Antonello Zappadu tiene 55 años y nació en Olbia, en la isla de Cerdeña, un territorio italiano minúsculo de 150 mil habitantes. Es hijo de una ama de casa y un famoso periodista de la RAI, Mario Zappadu, quien lo metió en el mundo de la fotografía. A los 15 años retrató con su cámara la violencia en Italia, acompañando a su padre. A los 21, ya había viajado a trabajar a Rusia. La primera cámara fue un regalo de su padre, una Olympus Sp 35. Ahora tiene una Canon Mark III. "Todo el trabajo que hice de Berlusconi fue con esta cámara y un lente 400 mm", cuenta.
Zappadu vive desde hace cuatro años en Cali. Su mujer, Susan Morales, es colombiana. Se conocieron en 2005 y fue amor a primera vista. "Yo trabajaba en un centro comercial en Cali vendiendo computadoras. Un día él llegó al país porque venía por un trabajo fotográfico de narcotráfico. En la tienda buscaba una USB o memory stick. Entró al almacén, me miró y allí comenzó todo". Seis meses después él le propuso matrimonio por mail y ella aceptó. Se casaron, se fueron a Italia, tuvieron hijos. Hasta que pasó lo de las fotografías de Berlusconi.
Zappadu es free lance. Atrás quedó la época de Epolis, la editorial donde trabajó más de una década. Hoy ya está cansado de enviar hojas de vida a sus colegas y amigos en Colombia e Italia. Parece que su nombre estuviera vetado.
El origen de esa historia está en la primavera italiana del 2007, cuando la revista Oggi publicó una serie de fotografías que comprometían al entonces jefe de la oposición italiana, Silvio Berlusconi. En varias imágenes se rodeaba de cinco bellas y jóvenes mujeres, mientras paseaba por los jardines de su mansión de Villa Certosa, un lugar más grande que el Vaticano. En la tapa de la revista, que fue anunciada dos días antes en el diario El Corriere della Sera, se veía a Il Cavaliere con las chicas sentadas en sus rodillas. Berlusconi se notaba feliz.
Esas fotos habían sido tomadas por Zappadu. Y vendrían más. Zappadu, que no es paparazzi, sino reportero gráfico, se convirtió en el principal testigo de las bacanales de Berlusconi en su mansión sarda entre abril de 2007 y junio de 2009. En más de dos años -26 meses, exactamente- tomó más de 10 mil fotografías que tenían que ver con Il Cavaliere en lo que luego se llamó el 'bunga bunga'. El resto es sabido: una decena de sus imágenes comprometedoras se replicarían en más de 4.500 diarios del mundo, mientras Zappadu desaparecía.
Antonello Zappadu siempre ha dicho que esa historia surgió por casualidad. "Yo vivía en Olbia. De mi casa a Villa Certosa hay cinco minutos en auto. Una mañana, un sábado de 2007, aburrido, decido salir a tomar fotografías", recuerda.
"Ese día -agrega-, un amigo que trabaja en el aeropuerto me informa que Berlusconi viaja en su avión con personas extrañas. Busco a un amigo que tiene una casa cerca de Villa Certosa y decido instalarme allí. Me interesa saber en qué anda Berlusconi. Me instalo y me quedo a una distancia de 211 metros de la mansión. Comencé a tomar las fotografías y se inició esta historia".
Zappadu dice que las primeras fotografías se tomaron en ese mismo mes de abril de 2007. "La imagen más gráfica fue en la que Berlusconi carga a una de las jóvenes y le lleva su mano a los genitales, que fue luego la tapa de Oggi. Hay otra imagen donde le coge los senos a otra mujer. Eso ya no estaba bien", dice. Al mes siguiente, el fotógrafo negociaba las imágenes con Oggi, que compra 500 fotografías por una cifra que Zappadu no quiere decir.
El verano en Cerdeña y en toda Italia es entre junio y agosto. Zappadu sostiene que durante los veranos de esos años realizó la mayoría de las fotos. "Berlusconi muy pocas veces fue en otra época del año a Villa Certosa", dice.
Tras la publicación de las imágenes en Oggi en 2007 y el escándalo desatado, Zappadu es acusado de violación al domicilio y a la propiedad. "Demuestro que nunca estuve al interior de Villa Certosa, sino fuera de ella, en un lugar privado que era de un amigo mío. La justicia me absuelve. Pero mi vida comenzó a complicarse, porque nadie me quería publicar. Berlusconi es un hombre que ha hecho su fortuna con los medios de comunicación; tiene influencia", señala.
En el verano de 2008 le toma fotografías al primer ministro checo y presidente del Consejo Europeo Mirek Topolaneck, quien aparece desnudo en la piscina de Villa Certosa. Al año siguiente, en 2009, acosado por la justicia italiana, Zappadu comienza a viajar a América. Se sentía perseguido. Pero pasa lo previsible: Berlusconi es elegido presidente del Consejo de Ministros de Italia por tercera ocasión. "Me acuerdo que en la televisión salió el novio de una de las chicas que aparece con Berlusconi -dice el fotógrafo-. Indignado, el joven dice que Berlusconi anda con su novia. Nadie le cree. Ahí yo decido hablar con un amigo de Milán: le digo que tengo fotografías comprometedoras que concuerdan con la verdad que dice el chico".
Un diario se interesa en las fotografías, pero se filtra el asunto y llega a oídos del propio Berlusconi. Zappadu cambia de estrategia y llama a un amigo que tiene una agencia fuera de Italia: se las cede para que coordine la publicación. "Tenía que sacar las fotos de Italia", recuerda. El País de España se interesa en seis fotografías y le paga a la agencia 50.000 euros por las imágenes. Se inicia el fin de Berlusconi y el comienzo de la vida agitada del fotógrafo.
"Me sugieren -recuerda- que no viaje a Colombia, porque podría temer por mi vida. Ya estoy casado y es la única salida. Viajo en agosto y me quedo hasta septiembre del 2009. Las fotos se han replicado por todo el mundo con mi firma. Epolis, la editorial en la que trabajaba, me despide".
Zappadu se queda sin trabajo y sin vida. Envuelto ya en el escándalo, acosado por la prensa, su familia intimidada, se va a vivir a Cali. Sabe, de antemano, que deberá responder ante la justicia italiana: "Quedan pendientes las investigaciones del 2008 y 2009 por violación a la privacidad y al domicilio. Pero no tengo miedo". La justicia aún tiene cinco mil fotografías decomisadas.
Su situación es la siguiente: de regresar a Italia, a Zappadu podrían detenerlo, pero sólo para abrirle un proceso activo y luego quedar libre. De ser condenado, podría enfrentar entre uno y cinco años de prisión.
El fotógrafo agrega: "Cuando comencé a viajar solo, temí que en las maletas pudieran esconder droga y me acusaran de otros delitos... Ahora espero en Cali que la justicia de mi país me absuelva". Zappadu tiene algo claro: en el 2014, los procesos por violación a la privacidad y domicilio prescribirán ante la justicia italiana. Sabe también que podrá publicar más fotos. Antonello ya se lo ha dicho a sus cercanos: "Quiero sacar un libro fotográfico".
La mañana del 7 de septiembre del año pasado, Antonello Zappadu se levantó temprano. Sonó el teléfono. Al otro lado de la línea, un periodista del diario The Guardian le preguntaba por las fotografías que había subido a su blog. Una mostraba la gruta secreta que Berlusconi tenía en Villa Certosa, una especie de búnker personal. La charla terminó con un acuerdo del periodista de comprar un paquete de imágenes que, a través de un contacto en el exterior, Zappadu tenía de esa gruta fantasma. El diario inglés abrió su versión digital con este titular: "Primeras imágenes publicadas de la gruta secreta sarda de Berlusconi".
Luego, todo se replicaba en las versiones digitales de miles de diarios. El País de España titulaba una semana después, tras pagar por esas imágenes: "Descubierta la gruta de Silvio Berlusconi". Luego decía: "Villa Certosa cuenta con un túnel estilo agente 007".
Dice Zappadu: "El túnel tiene una decoración estilo imperio romano. Lo más ostentoso es que debajo del agua hay un mosaico dedicado a Poseidón. Y hay por todas partes luces tipo led, de las que usan en las discotecas". Y se pregunta cómo Berlusconi obtuvo los permisos necesarios "para excavar bajo las piedras y alterar el fondo del mar".
La historia de estas fotografías de la gruta es compleja y extraña. Zappadu dice que las obtuvo en 2010. No las tomó él ni sabe quién las hizo. Son unas 700 imágenes que llegaron como archivos comprimidos a su mail. "Según investigué, es un mail que proviene de Córdoba, Argentina. Al parecer fue una triangulación de correos, pero seguro es de alguien italiano. Son fotografías que no pude tomar yo, ni el jardinero, ni un amigo de Berlusconi. Tuvieron que ser los carabineros o el servicio secreto italiano; o alguien muy cercano con acceso a la mansión, porque tengo fotos, por ejemplo, de las habitaciones".
Zappadu muestra una veintena de esas fotografías en su portátil. Tiene razón: las fotos son muy personales. Muestran la cama de Berlusconi, su baño enchapado en porcelana, retratos de su familia...
A finales de 2012, Berlusconi anunció que renunciaba a presentarse a las próximas elecciones generales y que vendería su famosa Villa Certosa. Dos asuntos que parecían imposibles.
En junio pasado, a sus 76 años, después de haber sido tres veces primer ministro de Italia y liderar la centroderecha durante las dos últimas décadas, Il Cavaliere fue condenado a siete años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargo público por el llamado 'Caso Ruby', donde se le acusa de abuso de poder e incitación a la prostitución de menores. Las magistradas consideraron que el magnate mantuvo relaciones sexuales pagadas con Karima el Marough, conocida por 'Ruby', cuando la joven marroquí aún no tenía 18. La sentencia fue apelada por la defensa de Berlusconi.
Mientras, Villa Certosa fue vendida, según el diario La Nuova Sardegna, por 450 millones de euros a un millonario desconocido que hizo la transferencia a través de una empresa privada. Il Cavaliere lo había anunciado años atrás: "Lo voy a vender todo, estoy harto". Cumplió.
Las cosas se le complicaron aún más a principios de este agosto, cuando la Corte Suprema italiana confirmó la condena de Berlusconi de cuatro años de cárcel, por un caso de fraude fiscal ocurrido a fines de los 90. Si bien el castigo se le conmutó por un año de arresto domiciliario, debido a su edad, entre otras cosas; lo cierto es que esta es la primera vez que Il Cavalieri -en 20 años, con 34 procesos en su contra-recibe de forma definitiva una pena de prisión.
Zappadu, tranquilo en su apartamento caleño, dice que es el fin de Berlusconi: "Nada es seguro, pero esto es la estocada final".
Sabe que en esa sensación de caída hay una buena cuota de responsabilidad suya. Por esas fotos que comenzó a tomar en 2007. Dice que, a pesar de ello, cada vez teme menos por su vida. Incluso quiere volver a Italia.
Recuerda entonces una anécdota de su madre: "Mi madre, mi madre… que siempre fue de derecha, nunca congenió con Silvio Berlusconi. Puedo decir que lo odiaba. Ella murió en el 2001, pero ese rechazo lo vi como algo normal en la política italiana, como alguien que no está de acuerdo con las ideas de un político. Después ocurrió lo de las fotos en Villa Certosa y toda su carrera se comprometió. A veces, creo que fue mi madre desde el cielo quien me decía que lo arrinconara, que no lo dejara en paz".
Zappadu se queda un momento en silencio. Y remata: "Berlusconi es un tipo que tiene problemas mentales. Su ex mujer, Verónica Lario, lo dijo: 'Está enfermo'. Yo digo que está loco. Loco". Ahora se queda serio. La seriedad de la fría victoria. S