La historia que cuentan en la casa matriz de Chrysler es que fue el propio Sergio Marchionne, presidente del grupo, quien dio luz verde para que se fabricara una nueva generación del Viper, el icónico superdeportivo americano.

La explicación del por qué la dio Ralph Gilles, director ejecutivo de SRT, la nueva marca deportiva del grupo, durante la presentación del Viper a la prensa internacional, en un evento realizado hace unos días en Auburn Hills (Detroit): "No tiene sentido tener una nueva estructura enfocada en autos de performance sin un modelo insignia a la cabeza", dijo, mucho menos en un mercado como el norteamericano, donde el segmento representa un 2% de las ventas, es decir, unas 250 mil unidades anuales.

"Háganlo de nuevo, pero háganlo mejor", fue la instrucción que a fines de 2009 les dio Marchionne, y que a la luz de los resultados vistos en el nuevo Viper, fue tomada en serio por los diseñadores e ingenieros del proyecto.

El nuevo Viper aparece hoy como un rival mucho más serio para los deportivos europeos y japoneses, y también para el Corvette. Por lo pronto, muestra un diseño impresionante, muy en el estilo de Ferrari, pero con el ADN del Viper.

En SRT (Street & Racing Technology) indican que si bien hubo acercamientos con Ferrari, dados los vínculos que existe entre ambas marcas, no hubo transferencia tecnológica, y que el Viper se mantiene como un auto americano.

Eso sí, por primera vez se trabajó en serio en mejorar tres apartados fundamentales para elevar el nivel del Viper: más potencia, menor peso y una mayor facilidad para su conducción. En este último caso, por primera vez se le incluyó un control de estabilidad, que puede tener hasta cuatro niveles de tolerancia, y un launch control o sistema de largada.

Además de una posición de manejo más baja, mayor visibilidad exterior, un reparto de peso entre los ejes casi perfecto y un centro de gravedad más bajo, el nuevo Viper es un auto mucho más maniobrable y sensato que las generaciones anteriores, tal como lo pudimos corroborar en el circuito Road Atlanta, en el centro sur del país.

El uso intensivo de fibra de carbono y aluminio en su carrocería y componentes mecánicos consiguió una reducción de peso cercano a los 200 kilos, mientras que el motor V10 de 8.4 litros fue mejorado ostensiblemente para sacarle 640 caballos de fuerza y 813 Nm de par, suficiente para poder alcanzar 332 km/h de velocidad máxima y acelerar en unos 3,4 segundos de 0 a 100 km/h.

El nuevo SRT Viper vale en Estados Unidos US$ 99.000 (versión de entrada), mientras que la GTS sube a US$ 120.000. Si bien está la idea de traerlo a Chile, no hay una fecha fijada para que ello ocurra.

La gama SRT

Respecto del resto de la gama SRT, compuesta por los sedanes Dodge Charger y Chrysler 300, el musculoso coupé Dodge Challenger y el SUV Jeep Grand Cherokee, todos usan el motor V8 Hemi de 6.4 litros, que eroga 470 caballos y 637 Nm de par.

Si bien todos son extremadamente veloces, como comprobamos en Road Atlanta, muestran facetas distintas. Mientras que el Charger y 300 son extremadamente suaves y sencillos de conducir, más allá de la potencia, el Grand Cherokee se siente más firme y mejor plantado, pese a su altura. En ese sentido, sólo el Challenger tiene un comportamiento de un auto deportivo, tanto en aceleración como en conducción, como un paso perfecto antes de un Viper.

En Chile es posible comprar el Jeep Grand Cherokee SRT8 a un precio de $ 34.990.000. En 2012 se vendieron seis unidades, pero hay una larga lista de espera, por lo que el objetivo este año es colocar 70 unidades. El Challenger SRT8 ha vendido bien también, y el 300 SRT 8 debutó en el Salón del Automóvil, con la idea es traerlo comercialmente este año.