Para un hombre que sigue en la memoria colectiva luego de haber cruzado más de 400 metros del Gran Cañón sobre una cuerda floja, superar esa hazaña de junio de 2013 no debe ser fácil. Pero el apellido Wallenda no se caracteriza por hacer las cosas fáciles, ni por descansar en sus marcas anteriores. Siempre hay algo nuevo que hacer.
Así lo demostró nuevamente el estadounidense Nik Wallenda (35), quien el domingo 2 de noviembre cruzó dos edificios de Chicago por una cuerda floja a 50 pisos del suelo, sin ningún tipo de arnés de seguridad, y con un ángulo de inclinación de 15 grados, el más empinado que se haya utilizado en un acto de este tipo.
El evento, al igual que la caminata del Gran Cañón, fue transmitido en vivo por Discovery Channel y seguido por millones de personas en todo el mundo, 60 mil de los cuales estaban en vivo y en directo en el suelo de Chicago. "En esos momentos simplemente estoy muy enfocado en lo que estoy haciendo. No tengo muchos más pensamientos que caminar sobre esa cuerda desde un punto al otro" cuenta Wallenda, al teléfono desde Estados Unidos. "No puedo estar asustado en esto, realmente no es algo que te ayuda, es muy peligroso tener miedo. Sí tengo que mantenerme muy respetuoso. No tener exceso de confianza, pero si tuviera miedo, no sería capaz de hacer esto en un primer lugar" asegura el trapecista.
La historia del peligro y el apellido Wallenda se remonta a más de un siglo. Siete generaciones de la familia se han dedicado al arte circense de la cuerda floja, cada vez con mayor nivel de peligro. El bisabuelo de Nik, Karl Wallenda, fue uno de los trapecistas más temerarios de su época, hasta encontrar su muerte cruzando dos edificios de Puerto Rico en 1978, donde fue derribado por una ráfaga de viento.
No por eso su bisnieto tiene más precauciones. Chicago es una ciudad caracterizada por sus fuertes corrientes de aire. Wallenda demoró cerca de siete minutos en el primer cruce, pero para la vuelta, el acróbata se vendó los ojos, rompiendo otro récord, a la caminata en cuerda a ciegas a mayor altura en la historia. Se demoró poco más de un minuto en estas condiciones. "Realmente no fue tan difícil. Mis otros sentidos se acentuaron mucho, sentí mucho mejor el aire y la cuerda bajo mis pies" dice Wallenda.
El trapecista agrega: "Esta es una forma de vida para mi familia. Es lo que hacemos. Es como el golf para Tiger Woods o el básquetbol para Michael Jordan. Probablemente pararé cuando mi familia me lo pida. O cuando cumpla 50. Creo que ese es un buen momento". La hazaña puede ser revivida en Youtube, en el canal de Discovery Channel.