Cuando apareció en las noticias la foto de Lionel Messi con una exuberante rubia (que no es su pareja) en una fiesta en Las Vegas, a vista y paciencia de sus seguidores infantiles, más de algún papá se debe haber sentido incómodo. Sonrojado, tal vez. Es que el "Pulga" es ídolo de muchos niños que quieren llegar a ser como él. Las camisetas del Barcelona con el número 10 se venden como pan caliente. Sus jugadas se repiten día y noche. Y es bastante probable que un papá se haya sentido inquieto.
¿Qué pasa con los niños cuando un ídolo como este cae en desgracia? ¿Es algo que debiera preocupar a los papás? Vamos por partes. Es probable que haya un impacto, que exista decepción, que aparezca algo de desilusión. Pero ¿durará mucho tiempo? Para nada, dicen los expertos.
"Es importante mantener la perspectiva", dice a Tendencias Alan Kazdin, profesor de sicología y siquiatría infantil de la U. de Yale (EE.UU.) que ha investigado el tema. "Sí, decepcionan. Sí, compramos sus camisetas y sus zapatillas. Y sí, los adoramos, pero no son familiares; no son los padres, que son los que realmente construyen el carácter".
La explicación está en que los ídolos, por mucho arrastre que convoquen en los niños, no son referentes culturales ni patrones a seguir para ellos. "Los modelos son las personas presentes en su vida diaria. Si tus padres mienten y engañan, es probable que copies ese comportamiento. Sabemos que ese tipo de modelamiento cambia las células en el cerebro y eso significa que la exposición a determinadas conductas en múltiples ocasiones y durante muchos años cambia las cosas", complementa Kazdin.
El héroe, en cambio, aparece en contextos muy particulares. Y esos contextos no logran cambiar el comportamiento. Con el ejemplo de sus ídolos, los niños no aprenden a lidiar con las personas ni a ser generosos, por ejemplo. Una estrella de una cancha de fútbol capta nuestra atención y nuestra decepción, pero su vida es como una película: no alcanza a influenciarnos tanto.
¿Hay que hablarlo?
El profesor de Yale dice que hay algunos comportamientos que provocan el efecto contagio. Por ejemplo, si un atleta se suicida y eso se replica en los medios, probablemente aumentará la tasa de suicidios. Pero eso también será temporal. "Es un enorme impacto, por ejemplo, cuando se produce una de estas muertes. Pero cuando hay decepción porque un héroe ha caído, de seguro mañana habrá un nuevo héroe", insiste.
También hay una diferencia en la edad de los seguidores. Muchos niños ni siquiera se darán cuenta de una noticia negativa relacionada con sus héroes. Y sabemos que las informaciones cambian todos los días. Pero con los adolescentes es distinto. "Ellos procesan más información sobre lo que ocurre", dice Kazdin. Además, si su deportista favorito cae en un tema de drogas, al estar más cerca de esa situación, su comportamiento podría ser modelado. ¿Momento de sentarse a conversar con él? "El padre primero debe darse cuenta si el niño quiere hablar sobre el tema y luego sentarse a hablarlo". Pero hay que evitar el drama, porque la tragedia puede estar más en la cabeza de un papá que en la realidad.