Nadie me dice por mi verdadero nombre. Cuando me llaman Roberto es porque estoy en una situación demasiado formal y distante, y no se da a menudo. A veces incluso me dicen así y no me doy vuelta. Se me olvidó que no me llamo "Rumpy".

Tengo dos hijos. Me gusta ser papá, pero soy medio retón. Depende de la hora. Ir a dejarlos al colegio a las siete de la mañana, uf… ¡Qué horror! Por la tarde soy más consentidor.

Me recuerdo como un niño que hacía mucho deporte. Siempre en bicicleta, jugando una pichanga o pimpón. Mi niñez fue al aire libre. Si estaba en la playa, jugaba paletas; si estaba afuera, jugaba a la pelota en el parque o al caballito de bronce.

¿Un olor de infancia? La flor del Dafne. El otro día sentí ese aroma y me volteé como Ratatouille. Ahí estaba la florcita blanquita con rosado dando ese olor dulce limón en una florería. No lo olía hace 30 años y me remontó de inmediato al patio de mi casa, en el parque de Américo Vespucio, en Vitacura, donde había una planta de esas.

Lo que más me motiva de hacer cine es contar una historia que provoque emociones: risa, tristeza, empatía, rechazo. Me gusta que las películas aborden al espectador y lo inviten al viaje. Me gusta mucho escuchar historias ajenas. Siempre estoy atento. A veces me cuelo en los bares a puro enterarme de lo que cuentan otros. O a los baños.

Trato de andar en bicicleta, en moto y jugar tenis lo máximo posible. Aunque no soy nada de bueno, al menos soy entretenido: corro, llego a la pelota, sudo. Le pego.

A mi padre lo recuerdo arreglando el auto. Es ingeniero mecánico, siempre le gustaron las tuercas. También lo recuerdo yendo a La Vega. Yo lo acompañaba en el auto e íbamos con sacos. Había que ir sí o sí porque éramos una familia muy numerosa, seis hermanos.

Con mis hermanos siempre fuimos cercanos. Es que antes la vida que hacías era mucho más pequeña. Ahora todo es más expansivo: las ciudades son más grandes, los colegios quedan más lejos. Antes eras amigo de tus vecinos. Ahora no tienes tiempo ni para eso. Yo jugaba con mi hermano menor, compartíamos los amigos y ahora tenemos una empresa de cerveza artesanal. La fabricamos en Batuco, donde tenemos una parcelita.

Soy pesado cuando quiero. Me molesta la patudez. La falta de educación. Las actitudes invasivas, que la gente no respete los estacionamientos de discapacitados... No sé por qué si yo también soy bien pasado pa' la punta, pero me molesta la falta de respeto.

Con mi hermano José Luis (el ex cura Jolo) nos vemos con frecuencia. Ahí está, feliz, haciendo una vida de tipo normal, embalado con su familia y sus hijos. Su salida fue tan mediática, todo Chile lo vivió y yo también. Lo acompañé en el proceso, porque lo quería y porque encontraba que lo que hacía era muy bueno. En un momento dejé de leer la prensa sobre mi hermano, dejé de preguntar.

Empatizo con todo movimiento social. Me gusta ver a un huevón alegando en la calle contra cualquier cosa. Creo que deberíamos tener todos la posibilidad de hablar directamente con nuestros jefes y decirles: oye huevón, córtala. Sin que eso te cueste el puesto. Eso es algo que está en mi película (Paseo de oficina), el trato de tú a tú.

Me gusta leer, pero este año lo he hecho re poco. Cuando hago películas me pasa. No puedo tener otra historia en la cabeza que la que estoy contando. Me gusta la ficción. Los bestsellers. Me leí toda la saga de El señor de los anillos, El Código da Vinci y los de Carlos Ruiz Zafón. Pero también leo a Kawabata. Y todos los de Saramago.

Antes pensaba que a los curas había que meterlos a todos dentro de la catedral y prenderles fuego. Ahora he bajado el octanaje. Es decir, no quemaría la catedral, sino que los dejaría ahí, para que se las arreglen entre ellos y vean lo lateros que son.

El matrimonio es una institución que está en franca decadencia entre un hombre y una mujer. Ahora, que los hombres se quieran casar con hombres, problema de ellos. Yo estoy a favor del matrimonio homosexual, pero chiquillos, nada bueno van a encontrar ahí. Creer que uno va a estar toda la vida con una persona es iluso. El matrimonio está en crisis.

Nuestra democracia es penca. Encuentro que el poder tiene a todo el mundo cegado. ¡Por suerte a mí no me dio con el poder! Claro, lidero un programa, pero no soy del poder duro. No llego a un lugar y la gente agacha la cabeza y dice "siéntese aquí".

Bachelet es una política más. Bachelet es tan política como María Angélica Cristi. Se conocen, se saludan. No es un ángel que viene volando. Es una política a la que le gusta la política y que hace cosas políticas y que vive de la política mundial y que va a volver a bajar a la nacional, seguramente. Le gusta el poder. Le gusta que le abran la puerta. No hay nadie que de verdad pueda hacer un cambio sustancial en el sistema.

Piñera me da pena. Porque es inteligente… pero está entrampado. Yo no voté por él, sino por Arrate, pero en un momento pensé: tal vez este loco, acostumbrado a negociar, chicotee el aparato estatal y nos peguemos una despercudida y avancemos. Pero está tan imposibilitado… y no es que yo piense que Piñera es un superhéroe, sino al revés. Pienso que es un tipo que se dio cuenta que aquí no iba a poder hacer nada y no va a hacer nada tampoco. Claro, hizo lo del posnatal, pero son retoques nomás.

Después de la muerte no hay nada. Recuerdos, pero pa' los que se quedan. ¿Qué es de los muertos? Cero. Chao. Punto, se acabó. Igual yo no le tengo miedo a la muerte. ¿A qué sí le temo? Al barco pirata, a la sensación del sube y baja.S