El salón Manquehue de la Torre Titanium, ubicado en el piso 43 del rascacielos, debe su nombre porque mira precisamente al cerro Manquehue. Por lo mismo, cuando el estudio de abogados Carey y Cía. llegó a ocupar esas dependencias, la elección del nombre fue casi obvia. Lo que fue una sorpresa, reconoce el socio del bufete Guillermo Carey, fue saber que la altura que tiene el macizo desde la cima hasta la base es similar a la distancia que tuvieron que recorrer los 33 mineros en la cápsula Fénix para salir de la mina San José: 700 metros.
El dato es más que un antecedente anecdótico para Carey, pues precisamente en el salón Manquehue los 33 mineros sellaron con Carey y Cía., y Remberto Valdés, Abogados y Consultores, un acuerdo para proteger y explotar sus derechos intelectuales y de imagen asociados a los 70 días que estuvieron atrapados en el yacimiento.
Ha pasado un año del derrumbe de la mina y ocho meses desde que se oficializó la alianza entre el mayor estudio de abogados del país y los mineros rescatados. Desde entonces, el bufete diseñó un modelo de negocios para explotar comercialmente la historia oficial de los 33 de Atacama.
Además de Guillermo Carey, con los mineros ha estado trabajando un grupo integrado por los abogados Fernando García, Pilar Fernández, Paulina Silva y Javier Allard.
El andamiaje legal también incluyó sumar al equipo a la firma estadounidense de abogados Arent Fox.
Lo primero que el esquema de trabajo de Carey consideró fue canalizar los derechos de imagen en una personalidad jurídica. Acto seguido, se creó la sociedad anónima PIM S.A. (Propiedad Intelectual Minera), donde los 33 mineros son accionistas en partes iguales. Para la toma de decisiones se armó un directorio que hoy integran Luis Urzúa, en calidad de presidente, Omar Reygadas, Raúl Bustos, Mario Sepúlveda, Jorge Galleguillos, Carlos Barrios y Pablo Rojas. El gobierno corporativo de la sociedad está sujeto a cambios, según lo estimen los propios mineros.
El pacto también considera mecanismos arbitrales para dirimir conflictos en caso de haber divergencias.
"Lo primero fue darles una organización a los mineros, un gobierno corporativo para profesionalizarlos", explica Guillermo Carey. Lo segundo fue permitirles mantener ciertos derechos individuales, como dar charlas, pero sin infringir los derechos colectivos. "Los derechos que les corresponden a todos tienen que ver con mantener la confidencialidad sobre la experiencia vivida y el poder explotar la historia en su conjunto", precisa el abogado.
La estructura se tradujo en que PIM es dueña del 80% de los ingresos que recibirán los mineros por la comercialización de sus derechos de imagen y propiedad intelectual en películas, libros o merchandising. El 20% restante será para MSJ, la denominada "sociedad agente" en la que participan inversionistas chilenos y extranjeros, y que es la encargada de representar a los 33 en todas las negociaciones para la venta de derechos. Por el momento, no está contemplado que ingresen nuevos inversionistas.
"Este grupo de inversionistas levantó recursos para poder concretar todas las decisiones que requieren financiamiento y para hacer adelantos, contra comisiones futuras, para los mineros", indica Carey. Actualmente, los 33 no reciben ese pago, a la espera de que en una segunda fase la sociedad empiece a generar nuevos recursos, señala.
MSJ, además, ha sido la encargada de costear las tarifas de los abogados en Chile y el exterior, y de cancelar la comisión a William Morris Endeavor (WME), la mayor agencia de talentos del mundo que desde febrero representa los derechos oficiales de la experiencia que vivieron los mineros en Atacama.
Los esfuerzos de WME están enfocados en privilegiar dos proyectos: un libro y una película.
Para escribir el relato de sobrevivencia de los mineros, a mediados de mayo fichó al ganador del premio Pulitzer Héctor Tobar, autor guatemalteco que vive en Los Angeles. El escritor -que llegó esta semana a Chile por segunda vez- actualmente se encuentra preparando el proyecto literario. La idea es tener, en los próximos tres meses, listo el acuerdo con una casa editorial.
En paralelo, avanza el filme que retratará la experiencia de los 33 trabajadores que permanecieron atrapados en la mina San José. La cinta, que será producida por Mike Medavoy (Cisne Negro), está en su fase inicial y se estima que en 2012 partiría el rodaje.
Para escribir el guión, Medavoy contactó a José Rivera, dramaturgo puertorriqueño nominado a un Oscar por el guión de Diarios de Motocicleta. Aún queda por definir el director de la película.
En el filme y el libro, los mineros tendrán derechos a perpetuidad.
Las expectativas son altas para comercializar ambos productos. "Haremos una sola película y solo un libro. Por lo mismo, el objetivo es distribuir ambos en el circuito internacional más amplio", dice Guillermo Carey.
En merchandising, por ahora, no hay intención de avanzar. "Queremos darle sentido y trascendencia a la historia de los mineros, no banalizar la imagen de ellos. En el futuro podríamos aprovechar de hacer cierto merchandising en la medida que se hagan bien", afirma el abogado.