Tuvo problemas de financiamiento, parte de las víctimas se opuso a que los restos de sus familiares fueran trasladados ahí e incluso debió soportar la inundación del huracán Sandy en 2012. Pero 12 años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Nueva York presentó ayer el National September 11 Memorial Museum (Museo de la Memoria), que se construyó en el subsuelo de la Zona Cero, justo donde estaban emplazadas las Torres Gemelas.

Al estilo de los museos sobre violaciones a los DD.HH., al del World Trade Center se le dio un ambiente de recogimiento, reflexión y emoción. The New York Times lo calificó así: "La historia que prevalece en el museo, como en una iglesia, se enmarca en términos morales, como una historia de ángeles y demonios". Los ángeles serían las víctimas y el demonio, los atacantes.

El Museo de la Memoria del 11/9, que será inaugurado hoy por Barack Obama y se abrirá al público el próximo miércoles, no sólo contiene objetos de la catástrofe y fotografías de los casi tres mil muertos, sino que también sonidos de aquel día. Esto es toda una novedad para este tipo de museos. El recorrido parte desde unas escaleras mecánicas, que bajan desde el memorial que está a la altura de la calle -que incluye dos fuentes de agua en el lugar donde estaban las Torres Gemelas y la inscripción de los nombres de las víctimas en granito- hasta el nuevo museo. En esa zona sobresale una enorme estructura cubierta de aluminio y que formaba parte de la Torre Norte.

Para hacer más dramático el descenso, los restos de las escaleras antiguas del World Trade Center permanecieron en su lugar. Luego, en un segundo sector, está el muro de contención entre las torres y el río Hudson, que no sufrió daños. En una sala aparte, no abierta al público, están los restos de las víctimas. Los familiares de ellas dicen que se cobre US$ 24 como entrada para el museo.

Luego aparecen las fotografías con las historias personales de las víctimas. También se desplegó una cronología minuto a minuto del 11 de septiembre y artefactos como un casco de bombero y pedazos de uno de los aviones que explotó contra las torres. Y también una sala que recuerda cómo era todo antes de ese día.