Más allá de su calidad intrínseca, una película suele contener ecos o guiños de películas anteriores. Incluso de libros, discos o pinturas, como los suelen tener las cintas de Raúl Ruiz o Bernardo Bertolucci.
El origen, de Christopher Nolan, es un thriller sobre personas que se infiltran en sueños ajenos para robar ideas del durmiente de turno. La premisa es suficientemente singular como para tener una escasa pero muy prestigiosa lista de predecesores. Aquí anotamos algunos de sus aspectos más importantes y los referentes con los que se conectan.
1 Borges:
¿Qué tal si el mundo que conocemos es una ilusión o un sueño inventado por otro? La idea tiene vieja data en la literatura (una de sus más sofisticadas alusiones ya aparecía en El otro lado del espejo, de Lewis Carroll), pero pocos autores se dedicaron a buscar variaciones de esa pregunta con tanto ahínco como el argentino. Ahí están la saga de Tlön, La otra muerte y, sobre todo, Las ruinas circulares, la historia de un soñador que se descubre a sí mismo siendo soñado.
2 Mundos virtuales:
Un tema central de El origen es el peligro intrínseco de que las personas terminen prefiriendo los entornos construidos por la tecnología en desmedro de la simple realidad. Algo nada raro en estos tiempos de internet 3.0 y Twitter, pero que, de hecho, ya era una discusión central en Cold Lazarus (1996), la miniserie que el inglés Dennis Potter escribiera sobre la cabeza congelada de un novelista cuyos recuerdos son revisados por científicos del futuro como una extensa película biográfica. Aunque el tema se ha tocado en cintas como El hombre del jardín y El piso 13, las encarnaciones cercanas más importantes de la misma idea son dos. La primera es El vengador del futuro (1990), basada en un cuento de Philip K. Dick sobre un hombre que viaja a Marte sin poder distinguir si lo que vive es cierto o una "vacación falsa". La segunda es Matrix (1999), la película que actualizó el look de un cierto tipo de ciencia ficción urbana y nocturna, y que además fue un estridente vehículo para otra idea paranoide: ¿Qué tal si somos controlados por un poder superior que no quiere que despertemos jamás?
3 La mente como espacio para el conflicto físico:
Los personajes de la cinta de Nolan, capitaneados por Leonardo DiCaprio, se baten a duelo con docenas de pistoleros en distintos niveles oníricos. Se supone que esos enemigos son defensas creadas por el soñador. Es una buena idea, que recicla las persecuciones de la falsa ciudad de Dark city (1998) y los recuerdos caóticos e inestables por donde huían Kate Winslet y Jim Carrey en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004). También deberíamos mencionar un antecedente muy poco noble, como es la cinta Dreamscape (1984). En ella, un joven Dennis Quaid era un telépata que debía luchar dentro de la cabeza del presidente norteamericano contra un psicópata capaz de asesinar gente en sus sueños.
4 La idea del reflejo y la repetición:
En El origen, no sólo el mundo del sueño se construye como un paralelo de la supuesta realidad que abre la historia. La misión que ocupa al equipo de DiCaprio es un segundo intento de algo que salió mal la primera vez. Michael Caine interpreta a un personaje cuyo rol paternal es muy similar al que cumpliera como el mayordomo Alfred en las cintas de Batman. El trabajo de DiCaprio recuerda en muchos aspectos al que ofreciera hace poco en La isla siniestra, que ya era un thriller donde la alucinación y el recuerdo inventado se superponen al mundo real. En ese filme de Scorsese, compartía escenas con Max von Sidow, el villano de Minority report, otro thriller futurista sobre imágenes mentales que son analizadas por terceros. Y el reflejo más perturbador de todos: Joseph Gordon-Levitt, cuyo aspecto físico en El origen evoca constantemente al fallecido Heath Ledger.
5 Philip K. Dick:
Santo patrono de quienes creen en conspiraciones y fachadas virtuales, el autor de libros que originaran filmes como Blade runner y El vengador del futuro es una figura que preside el argumento de El origen en más de un aspecto. Pero de todos sus relatos, quizás el más conectado con el guión de Nolan sea Quisiera llegar pronto, un cuento publicado en 1980. En la historia, un hombre despierta en mitad de un viaje espacial que dura años. La computadora de la nave decide mantenerle cuerdo enviando su conciencia a distintos mundos ficticios creados a partir de su propia memoria. Pero algo sale mal en cada intento. Una falla intrínseca de su carácter destruye todas las versiones. El hombre termina demente. O quizás el hombre tiene razón al final de la historia: quizás sigue soñando. Tal vez su mundo es una ilusión y su propia nostalgia por lo perdido no sea más que una de las tantas fallas de la matriz.