Una temperatura máxima de 7 ºC se pronostica para mañana en Ulukhaktok, una pequeña aldea de la costa oeste de la isla de Victoria, en la región Inuvik, en Canadá, cuando los cerca de mil pasajeros del crucero Crystal Serenity desembarquen allí -en grupos de 150 personas- y tripliquen la población actual del lugar.

La aldea es uno de los 15 puntos de descenso del viaje que, en 32 días, los hará cruzar el Paso del Noroeste, ruta marítima que rodea Norteamérica por el norte, atravesando el océano Ártico y conectando el océano Pacífico y el Atlántico. Será el crucero más grande en hacerlo y es gracias al derretimiento de los hielos en la zona, que está haciendo cada vez más frecuente el paso de barcos desde 2007, cuando fue considerado "libre de hielo" en verano.

Aun así, la ruta del Crystal Serenity podría modificarse, pues depende del movimiento de los hielos.

Birger Vorland, capitán del barco, dijo a USA Today que el crucero está equipado con un sistema de navegación para el hielo e imágenes térmicas para evitar golpear algún trozo. "Hemos instalado todos los aparatos electrónicos posibles que pudimos conseguir, incluyendo un sonar para poder explorar la zona en frente de la nave", indicó. También potentes luces de búsqueda de hielo.

El primer viaje de un barco a través del Ártico lo realizó Roald Amundsen hace 110 años y le tomó tres años. Desde entonces, se han realizado 240 tránsitos por la zona, 17 fueron el año pasado y la mayoría desde 2007, debido al calentamiento del océano.

Este viaje en particular ha sido calificado como "el crucero más peligroso del mundo", pues aunque no será el primer buque de pasajeros en hacer la ruta (en 1984 el Lindblad Explorer lo hizo y en 2012, The World llevó 481 personas), es el más grande: tiene 13 cubiertas, más de 250 metros de largo y pesa más de 68 mil toneladas.

En caso de accidente, pueden pasar horas antes de realizar el rescate. En 2010, un rompehielos canadiense tardó 40 horas en evacuar a los 120 pasajeros del Clipper Adventurer (100 metros) al encallar, por ejemplo. Por eso, el Crystal Serenity irá acompañado del RRS Ernest Shackleton, un rompehielos fletado por la British Antarctic Survey, que les dará asistencia en caso de emergencia, además de suministros logísticos. Dos helicópteros ayudarán además a escanear en busca de hielo.

Pero a su tamaño y la imposibilidad de planificar una ruta completa, se suma el posible daño al ambiente, entre los problemas que esgrimen sus críticos.

Rod Downie, encargado del programa polar de la WWF en Reino Unido, dijo que el viaje simboliza el riesgo de los cruceros de gran escala operando en el Ártico. "La fauna silvestre ya está estresada por el calentamiento del clima y la pérdida de hielo marino, y la llegada de megacruceros a esta parte del mundo podría empujarlos más hacia el abismo".

Este año la extensión del hielo ártico llegó a su mínimo histórico y el hielo marino sigue a la baja, afectando a especies como osos polares, morsas y narvales, agregó la organización.

"Mi pregunta es si el Consejo (que autorizó el viaje) ha examinado el impacto de todos los futuros viajes de los grandes cruceros que son propensos a seguir éste", dijo Michael Byers, profesor de asuntos internacionales en la U. de la Columbia Británica, a CBC. "Cuando pienso en la perspectiva de las docenas de grandes cruceros que navegan a través del Ártico canadiense cada verano, me preocupa. Me preocupa el impacto de un posible derrame de petróleo. Me preocupa el impacto del ruido de los barcos en los mamíferos marinos como ballenas y morsas", señaló.

También el impacto que el turismo a gran escala causaría en las comunidades visitadas, pequeños poblados como Ulukhaktok, a quienes revolucionan por un rato, pero donde no se quedan, porque alojan en el barco, "por lo tanto, en realidad, no dejan toda esa cantidad de dinero detrás", dijo el investigador.