En menos de diez años logró llevar a su compañía a la cima de la industria tecnológica. Tanto así que hoy, en un solo mes, Apple factura más que todo lo que facturaba en 2001. Un éxito arrollador que tuvo un responsable con nombre y apellido: Steve Jobs. Conocido por su carácter dictatorial y personalidad narcisista, el fallecido fundador de la compañía de la manzana dictaba todas las reglas: si antes de lanzar un producto el resto buscaba entender las tendencias del mercado, Jobs hacía que todos siguieran las tendencias que él quería imponer.
Y fue esta arriesgada "personalidad" e "inspiración" la que, en definitiva, permitió a la compañía de la manzana llegar a ocupar el sitial de honor que hasta hoy ostenta en la industria de la tecnología, imponiendo modas y tendencias de consumo.
Pero el fallecimiento del carismático líder en octubre del año pasado podría cambiar radicalmente el panorama en los próximos cuatro años, advierten analistas en tecnología. El rápido ascenso de fabricantes como Samsung con sus poderosos teléfonos y tablets basados en Android, la escasa renovación en diseño mostrada en los últimos lanzamientos de Apple y el hecho de que la compañía no posea un líder de la talla de Jobs para su reemplazo, serían algunos indicios del comienzo de este declive y pérdida de prestigio.
La personalidad de Jobs
Es lo que sostienen expertos como George Colony, gerente de la compañía de investigación de mercados Forrester. En un artículo publicado recientemente en el blog de la compañía, afirma que una de las causas del declive será el mismo factor que la llevó al éxito: el carisma de Steve Jobs. Según explica, este tipo de compañías basan todo su éxito en el "don" de un individuo talentoso, que generalmente controla cada detalle de lo que ocurre en la empresa.
En su libro Inside Apple, el escritor Adam Lashinsky explicaba cómo Jobs dominaba todos los aspectos del proceso creativo en la compañía señalando que "tomaba todas las decisiones y era el árbitro final en materia de gustos". Según afirmaba el escritor, al interior de Apple no se alentaba la creatividad individual, sino que todo giraba en torno a una personalidad carismática y la conexión emocional de sus seguidores con ella. Y así fue que triunfó Apple.
El columnista de la revista Canadian Business, Steve Maich, graficó muchas veces el carisma de Jobs mostrándolo como un líder innovador pero arrogante: "No estaba interesado en seguir modas, porque creía que una tecnología no es buena hasta que él la mostraba", señalaba. Colony agrega que es este carisma el que otorgó el carácter de revolucionaria a la empresa Apple.
Este tipo de compañías ya había sido descrita en 1947 por el sociólogo Max Weber, quien en su libro Teoría de la Organización Económica y Social, describía tres tipos de organizaciones: burocrática legal (como los gobiernos o la empresa IBM), tradicional (como la iglesia) y carismáticas (lideradas por "individuos especiales" como Steve Jobs). Estas últimas, dice Weber, basan todo su éxito en el líder y a menos que puedan encontrar un sucesor de similares características, no logran mantener su éxito. Colony cree que esto es lo que sucederá con Apple en los próximos años.
Según el mandamás de Forrester, el sucesor de Jobs, Tim Cook, tiene un estilo de liderazgo de tipo "burocrático legal", lo que ayudaría a entender el "conservadurismo" en los últimos lanzamientos de iPhone y iPad de Apple, que sólo presentan mejoras en las capacidades de los equipos (mejor cámara, mayor resolución de pantalla), pero una estética muy similar a las de sus predecesores. George Colony se aventura a predecir que Apple seguirá creciendo durante los próximos 24 a 48 meses, pero asegura que a partir de entonces comenzará su declive hasta llegar a ser solo una compañía tecnológica más.
Lo cierto es que Steve Jobs pensaba en todo, tanto así que incluso antes de partir creó la iniciativa "Apple University", para inocular en otros ejecutivos las características de liderazgo que lo llevaron al éxito y el reconocmiento mundial. Aunque Apple nunca reveló detalles de esta iniciativa, trascendió que el mismo Jobs reclutó al decano de la Escuela de Negocios de la U. de Yale, Joel Podolny, quien a su vez reclutó académicos de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard para llevar adelante la tarea.
¿Lograrán conseguir enseñar a otros en Apple a pensar como Steve Jobs? He ahí la pregunta. Max Weber, al menos, creía que este carisma no era fácil de traspasar en las organizaciones.
A modo de ejemplo, Colony menciona el caso de Sony, cuyo liderazgo fue indiscutido bajo la conducción de su co-fundador, Akio Morita. También Polaroid, que perdió su liderazgo en la fotografía tras la muerte de su líder, Edwin H. Land, o la misma Apple, que tras el alejamiento de Steve Jobs en 1985 no logró posicionarse como una empresea líder, sino hasta que Jobs retornó a fines de los años 90.
Dura competencia
Pero la falta de un líder carismático no es el único factor que podría incidir en el declive de Apple. Actualmente se libra una fiera competencia en el mercado entre los distintos fabricantes que han adoptado los estándares impuestos por Jobs, haciéndolos más versátiles e inventando nuevas capacidades para atraer a los usuarios. A modo de ejemplo, basta ver el último smartphone presentado por Samsung, el Galaxy S3, que será lanzado el 29 de mayo en Europa y que ha sido catalogado como un "iPhone Killer", debido a su atractivo diseño y características que exceden las prestaciones de la última joya de Apple.
Samsung incluso lo presentó en un evento al más puro estilo de Apple, captando la atención de la prensa especializada mundial y de los fanáticos de la tecnología en todo el mundo. No por nada a nivel mundial los coreanos se convirtieron durante este primer trimestre en la primera compañía en venta de smartphones, superando a Apple por primera vez en este segmento.
Si bien según cifras de la "compañía de la manzana" durante los primeros meses del año Apple duplicó sus ganacias totales en comparación con Samsung (lo que representa un 88% de crecimiento comparado con el mismo período anterior), estas cifras se alcanzaron principalmente gracias a las ventas en China.
Pero las ventas de unidades de smartphones revelan el ascenso de la competencia: las ventas de iPhone llegaron a 35,1 millones de unidades a nivel global, mientras que Samsung llegó a los 44,5 millones de smartphones vendidos durante los primeros tres meses del año, según cifras de la compañía Strategic Analitycs.
Y si bien no es primera vez que Samsung sobrepasa a Apple en ventas, es la primera ocasión en que se registra un margen de diferencia como este. Otros fabricantes, como Sony y LG, también están entrando fuerte en la batalla con sus teléfonos táctiles y tablets. Las cifras de Android, la principal competencia para los productos con IOS de Apple, también indican un sostenido crecimiento.
Según se reveló en el último Mobile World Congress, la mayor feria que reúne a fabricantes y operadores de telefonía móvil cada año en Barcelona, Android superó la marca de las 850 mil activaciones diarias como promedio a nivel mundial, tanto para teléfonos como para tablets, demostrando que hay un creciente público para el cual "no todo lo que brilla es Apple". Google, creador del sistema operativo Android, se frota las manos.