No fue la erupción de un volcán ni un terremoto, pero algunos aseguran que las irregularidades que marcaron el Censo 2012 se transformaron un episodio tan traumático para los funcionarios del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que el organismo aún no logra ser reconstruido.
Quienes conocen la situación, sostienen que el clima que se respira al interior de la entidad desde que en 2013 estalló el caso, no ha mejorado. Es más, puntualizan que se produjo tal quiebre y desgaste en el equipo, que ninguno de los directores que han sucedido a Francisco Labbé -responsable del Censo 2012- lo ha podido administrar.
Según datos publicados por la institución a través de Transparencia, en lo que va de año cerca de 40 funcionarios de planta y contrata han dejado el organismo. Entre ellos cuentan directivos, profesionales y administrativos. Algunos renunciaron, otros fueron despedidos o no se les renovó su contrato.
Por ejemplo, de los 11 jefes del INE que en abril de 2013 firmaron la carta que denunció públicamente las irregularidades del Censo, solo seis permanecen en la institución. En julio de 2014 renunció Gerzo Gallardo, jefe del departamento de estudios económicos, camino que siguió en septiembre Francisco Bilbao, jefe de la VII Encuesta de Presupuestos Familiares. En marzo de este año Alexandra Rueda, jefa del departamento de estudios laborales, se trasladó a la Superintendencia de Pensiones y a comienzos de este mes, Juan Radrigán -jefe del departamento de infraestructura estadística y tecnológica, vinculado al instituto por más de seis años- fue desvinculado. Leonardo Núñez, coordinador del departamento de estadísticas económicas, trabajó hasta fines de 2013.
"Se han ido trabajadores y se van a ir más. Algunos sólo están esperando una oferta para salir del INE con trabajo", dice uno de los jefes que se alejó de la entidad.
Pero más allá de ser un conflicto heredado, para algunos la relación con la actual directora, Ximena Clark, tampoco sería fácil. Según cuenta otro de sus ex trabajadores, Clark llegó a dirigir la institución "con un diagnóstico de que estaba prácticamente todo mal. Eso produjo un pésimo clima (...) Empezó a buscar culpables de los problemas y se obsesionó con nombres, lo que generó muchos conflictos y roces".
De acuerdo a personas ligadas al INE, "mucha gente se quedó esperando que tras las direcciones de Labbé y (Juan Eduardo) Coeymans, hubiera cambios positivos. Ximena llegó en un contexto difícil, pero no es una persona que cultive mucho las buenas relaciones laborales; en ese contexto empezó a tener problemas".
Otro ejemplo de ello habría sido lo que ocurrió con la ex jefa del Censo, Ninoska Damianovic, quien en mayo de 2014 fue designada a cargo de la medición que realizará el gobierno en abril de 2017, pero que en octubre dejó el INE por diferencias irreconciliables con Clark. "La nueva directora quiso hacerse cargo hasta el final del censo, pero la comisión externa en la que participan entre otros Osvaldo Larrañaga y Roberto Méndez, no apoyó esa determinación (...) La directora centraliza todo, le cuesta delegar", opina otro ex funcionario.
También el anunciado traslado de las oficinas del INE desde su tradicional edificio del Paseo Bulnes -posiblemente hacia un sector más alejado del centro de Santiago-, también generaría resistencia entre algunos funcionaros.
Consultados por este escenario, en el INE señalaron que se trata de "una institución con alta rotación de personal, dada la existencia de numerosos proyectos a plazo fijo (encuestas) que se dan durante el año".
Para reemplazar las bajas, existe una unidad de reclutamiento y selección. Hoy, además, el INE tiene abiertos tres concursos por el Sistema de Alta Dirección Pública para los cargos de subdirector de Función Operaciones, Subdirector Función Técnica y jefe de la División Jurídica, en la región Metropolitana.
"El INE no es atractivo para trabajar, porque las remuneraciones son estructuralmente más bajas que en otras reparticiones. Les cuesta conseguir personal calificado", opina un conocedor del organismo.
Por eso, en su cuenta anual del pasado 16 de abril la directora presentó un plan para mejorar el clima laboral de la entidad. Entre algunas medidas, estaba el dar a las trabajadoras a honorarios mayor protección en caso de maternidad, así como instaurar para este nivel de cargos beneficios como permiso en caso de matrimonio.
Actualmente, el gobierno trabaja en un proyecto para dar una nueva institucionalidad al organismo, que sería enviado al Congreso antes del 21 de mayo. La investigación por falsificación o uso malicioso de instrumento público, por el caso Censo, continúa en curso.