Más allá de su impronta versátil, su capacidad para reírse de sí mismo y su empatía con el respetable, hay un rasgo que la propia audiencia ha subrayado en Felipe Camiroaga: su opción de mantener siempre a raya su vida privada y lucir un hermético círculo de relaciones.

Ese grupo, cuyos integrantes apenas se cuentan con los dedos de las manos, es liderado por su padre, Jorge Camiroaga Puch, por lejos el miembro familiar con que mantuvo la mayor cercanía durante su vida. Un progenitor que también amaba el anonimato y el bajo perfil, la marca de fábrica del clan. De hecho, en su departamento de calle Rodrigo de Triana, en Las Condes, y donde vive con su pareja, Trinidad Rosas, jamás se ha presentado como el padre del animador. Sólo hizo más público su lazo en un seguimiento que le realizó Buenos días a todos en 2009, cuando el conductor se alistaba para su primera vez en el Festival de Viña.

Durante gran parte de su vida trabajó en el negocio agrícola y fue dueño de Moller y Camiroaga, firma dedicada a la comercialización de maquinaria pesada y tecnología dedicada al rubro. Siempre empujó a su hijo a estudiar Agronomía. Las intentonas -se sabe- no cuajaron, pero el hombre de Animal nocturno heredó su gusto por el campo y hace cuatro meses compró un terreno de 200 hectáreas en Coihueco, para proyectarse en la agricultura de riego.

Desde el pasado viernes, en que sucedió el accidente aéreo, Jorge Camiroaga ha vuelto todas las noches a dormir en su residencia, donde ha estado acompañado de sus hermanos. Eso sí, cuando se enteró del avión que se estrelló en Juan Fernández, estaba en la ciudad argentina de Mendoza por asuntos personales. Durante el día, se ha movido entre los trámites de rigor y un par de reuniones familiares, en la parcela del rostro de TVN en Chicureo.

Hasta ahí también ha arribado el resto de la familia: el decorador Francisco y Soledad, sus dos hermanos del matrimonio de Jorge y María de la Luz Fernández -la matriarca, quien falleció en España en 2006-, y el piloto Diego y la actriz Paola Bontempi, los hijos de la posterior relación de su progenitora en Islas Canarias. De hecho, Paola -con una ascendente carrera en el cine europeo- llegó este fin de semana desde España, junto a algunos cercanos, y se ha unido a todas las instancias tras el accidente.

En esas reuniones -que también han buscado la distensión ante la tragedia- el patriarca ha invitado a algunos amigos íntimos del animador y, una vez más, ha retratado su forma de tejer relaciones humanas: a Camiroaga le gustaban los camaradas históricos, de larga data, forjados en sus días de adolescencia y juventud. En parte, ello explica su poca inclinación a establecer amistad con otros rostros de la pantalla chica.

Por ejemplo, a un encuentro consumado el lunes, llegó Diego Vergara, ex compañero en el Colegio San Ignacio de El Bosque y que hasta hoy mantenía el contacto con los Camiroaga. También arribó Arturo Walden, el reportero bautizado como "Kiwi", y también el que para muchos es su mayor amigo en el medio: Bibiano Castelló, director de TV y hoy productor ejecutivo de Alfombra roja (Canal 13).

Ambos se conocieron en los 80, cuando hacían sus primeras armas laborales en Canal 11. No se separaron más. El "Kiwi", que conoció a Camiroaga cuando estudiaban dirección y producción de TV en el Incacea, también fue parte de la cofradía.

Departamentos

Luego que el hombre de TVN amasara la celebridad en Extra jóvenes, se fue de la casa de su padre a un departamento en calle Napoléon, de Providencia. En 1995, se mudó nuevamente para vivir con Walden y Castelló, sus amigos de toda la vida. "Era una muy linda época, donde oficiábamos hasta de mánager de Felipe, porque él siempre fue el más conocido. Tengo los mejores recuerdos de esos años", reconoce el reportero. Gran parte de ese departamento -situado en La Dehesa- lo pagaba Camiroaga, quien también ocupaba el sector más amplio. Hasta que puso su mira en Farellones, donde empezó a levantar su nueva residencia. Pero los vínculos no se trizaron: Castelló se casó precisamente en ese lugar.

El conductor era padrino de su hijo mayor y, ante el estrecho lazo, Castelló hoy prefiere dar un paso al costado y no hablar del tema.

En los últimos años, el director televisivo visitaba de manera frecuente su terreno en Chicureo y se juntaba a jugar polo junto a otros amigos del animador, como el director de TVN Daniel Sagüés o el animador y hoy productor de eventos, Alfredo Alonso. Otro de los conocidos con los que se topaba en el club de polo de Chicureo era el joyero Ernesto Mosso. Sagüés también es apuntado como uno de sus mayores aliados tras las cámaras y se ha encargado de varios de los trámites operativos tras el accidente de la semana pasada. "Aún seguimos en shock", se limita a comentar ahora.