Jovino Novoa entra al agua y lanza la caña de pescar. Sus hijos menores, Felipe y Benjamín, observan desde la orilla cómo el brazo derecho de su padre se dirige hacia atrás y le da impulso al finísimo hilo y a la mosca que vuela en su extremo. Mucho más adentro del río, Jovino Novoa Mackenna, su primogénito, está concentrado en atrapar una trucha.
Es la séptima vez, desde 1990, que los hijos hombres del senador de la UDI lo acompañan a un lugar remoto a pescar y a conseguir una comunión entre ellos, difícilmente practicable en otro lugar y en cualquier circunstancia diferente, dada la labor política del padre. Es una tradición entre los Novoa, que en este viaje a un campo a 20 kilómetros de Frutillar resulta especial y significativa porque hay dos nietos presentes, Jovino y Peyuco, y porque en los últimos meses los rumores de la no postulación de Novoa a su cargo de senador por Santiago Poniente han llegado a los oídos de sus hijos.
-Ya, te preguntaron si vas a repostular, papá -aprieta Benjamín-. Tenís que responder.
Novoa mira el agua. Sonríe nervioso. Su hijo Benjamín, abogado, de 29 años, es el menor de los ochos hijos -cuatro mujeres y cuatro hombres- que el cofundador de la UDI tuvo con su mujer, Angélica Mackenna. Felipe, arquitecto, de 30, mira a su padre y a su hermano en silencio y espera la respuesta.
-Después de las municipales -dice el padre.
-Pero responde aquí, con tus hijos, con tu familia, papá.
-No, no, no.
-Responde, papá -insiste Benjamín.
Los tres hijos se ríen. Pero la pregunta es seria. La respuesta, entonces, será la del senador y no la del padre:
-Es que son decisiones políticas -explica Novoa-. Hay que tomarlas y comunicarlas oportunamente. Cuando corresponda.
-Ese tema no se conversa en familia -dice Benjamín, mitad en broma, mitad en serio-. ¿Y por qué no se puede responder al tiro?
-Por razones políticas -apuesta Felipe.
-A ti no te gusta la política, así es que ¿para qué querís saber? -concluye el senador.
Luego, más tranquilo, desliza la posibilidad de retiro, pero sin autoimponerse fechas:
"En algún momento uno tiene que ir concluyendo etapas en la vida, y yo sobre el tema político parlamentario voy a tomar una decisión a fin de año; en algún momento voy a dejar de estar en la primera línea política. Creo que en la segunda línea uno puede hacer muchas cosas todavía: formación de jóvenes y mantener un trabajo intelectual".
Ruido de pájaros entre robles viejos y jóvenes y un suelo completamente embarrado. Los hombres mayores esperan que una de las truchas del río se engañe con las moscas y pique. A pesar de ser hijos unidos al padre y orgullosos del parentesco, ninguno de ellos lo siguió en la política.
-Es para otro tipo de gente -dice Benjamín-. La política no me ha dado una buena experiencia. A veces es sacrificarse por nada. La política no es algo que se pueda heredar, como los negocios. Es algo que nace y muere con el personaje político.
-El costo en política es alto -explica Novoa padre-. Aunque no me quejo. Yo lo paso bien con la familia, y todo.
Mira a los hijos en la orilla. A los más jóvenes y a los nietos.
-Pero sí, hay que reconocer que hay costo -dice en voz baja.
La elección
Caminando por el campo, mientras Jovino Novoa pesca, su hijo Benjamín, el menor, habla de su papá:
"Cuando era más chico había una distancia mayor. Con los años nos hicimos más cercanos. Ahora trabajo en lo mismo que él y por eso hemos estado más juntos. Pero a veces me da rabia cuando hablan mal de mi papá. Pudo dedicarse al mundo privado. Ese mundo lo dejó y me da rabia. Influye en uno. No es bueno darte cuenta de que perdiste privacidad por su elección".
Y esa opción su padre la tomó cuando uno de sus mejores amigos, Jaime Guzmán, fue asesinado frente al Campus Oriente de la UC, al salir de su clase, el primero de abril de 1991.
"Estuve con él pocas horas antes de que lo mataran -recuerda el senador-. Allí tomé la decisión de dedicarme por entero a la política, cosa que no estaba haciendo. Esa noche tuvimos una reunión con la directiva a las dos de la mañana, en mi casa. De dos a cuatro. Decidimos darle una señal al país que podían haber asesinado a nuestro líder y amigo, pero la UDI seguía en pie. Era vicepresidente, pero tenía mis actividades y, de hecho, me instalé en la oficina que era de Jaime".
-Jaime no pescaba -dice el senador.
-Jugaba al fútbol -apunta Felipe.
-No, arbitraba -precisa Novoa-. Una vez le discutimos un fallo, él cobró intención de mano en una jugada. Mandó una carta a la FIFA y le respondieron a los tres meses diciéndole que sí procedía cobrar intención de mano. La FIFA le dio la razón.
Jovino Novoa era un político desde que fue por primera vez a una reunión de la juventud liberal, en su época de estudiante del Saint George, a comienzos de los 60. Cuando conoció a Jaime Guzmán y se hicieron amigos, pasó muy poco tiempo para que se convirtieran en los dirigentes estudiantiles más importantes de la Universidad Católica, al fundar el movimiento gremial, en 1968. Jovino Novoa se tituló como abogado -tal como lo habían hecho los cuatro anteriores Jovino Novoa de su familia- en 1970, el año en que la Unidad Popular llegó al poder.
Decidió abandonar Chile y se fue a Buenos Aires. Y lo hizo por ocho años. Recién casado y con su primer hijo nacido, se radicó en el barrio de Palermo, ejerció como abogado y se hizo de amigos argentinos. Jaime Guzmán lo iba a ver para descansar de la feroz lucha política y asistía a la ópera.
"No tuve vínculos con políticos allá", dice el senador. "Mi vida era normal. Yo me fui con un hijo y volví con cinco. No tenía mucho tiempo para dedicarme a la política, porque había que trabajar y mantener una familia. Uno no tenía a la mamá y al papá al lado, había que apechugar bastante solo. Pero no me arrepiento, para nada".
Su padre murió el 28 de noviembre de 1973, a los 55 años y producto de un infarto. Había sido presidente de Colo Colo entre 1962 y 1964, y por eso el recuerdo más importante en su relación fue un partido de fútbol. "Me acuerdo que la Católica le ganó un campeonato a Colo-Colo, yo debo haber tenido ocho años, y la pena que tenía era tremenda. Mi papá me consolaba, me decía que sólo era un partido, un campeonato. Después, más grande, había otra relación. El no participaba en política ni nada, pero había un director de Colo Colo que era íntimo amigo de mi papá y le gustaba hablar, era muy simpático. El decía que era entrenador del GAP; pobre gallo, casi lo mataron. Mi papá lo tuvo que rescatar".
Regresó a Chile en 1977; y con la llegada del gremialismo al gobierno de Pinochet, fue nombrado subsecretario general de Gobierno en 1979 hasta 1982; y con la apertura a los partidos políticos fue uno de los fundadores de la UDI, en 1988. Paralelamente participó como socio del estudio jurídico Guerrero, Olivos, Novoa & Errázuriz. En 1991 dejó el mundo privado y se convirtió en político de tiempo completo y construyó una imagen de político de una sola línea: admirado y denostado con la misma energía.
"Como hijos vivíamos con eso", cuenta Felipe Novoa. "Me tocó en la universidad. Un profesor con ideas de izquierda decía que la UDI todos los lunes en las mañanas se reunía para cagar el país. Yo le dije que no me parecía, porque mi papá trabajaba allí. Y él me preguntó qué hacía él, y le respondí que mi papá era el presidente del partido, que era Jovino Novoa. Me pidió disculpas y nos hicimos amigos".
-Traje unas chelas para que conservemos el espíritu que tenemos de la pesca -anuncia Felipe-. A mí, la verdad que la pesca es más bien la junta con mis hermanos, mi viejo y una chela.
Le ofrece una lata a Benjamín,
-La verdad es que yo nunca he pescado un pescado -confiesa.
-¿Nunca, huevón? -pregunta Benjamín.
-Pero empeño le he puesto -dice Felipe.
-¿Ni cuando estaba el Sebastián? -pregunta Jovino hijo, desde el agua.
Sebastián es el hijo de Jovino Novoa que murió en 1999. El hermano varón de Jovino, Felipe y Benjamín que se suicidó a los 18 años.
perder y encontrar
Jovino padre y Jovino hijo no han logrado pescar truchas. Ya sea por la época del año, la luminosidad del día, la temperatura o la impericia del pescador aficionado, no ha caído ninguna en la trampa de las moscas artificiales. Pero aquello no es lo realmente importante si se piensa que la idea es que los hermanos hombres están juntos, una vez más, aunque uno falte.
El 6 de mayo de 1999, cerca de las 14.30 horas, el senador Jovino Novoa estaba en una reunión de la Comisión de Minería del Senado, en Valparaíso, cuando lo llamaron urgente a su celular: algo muy grave había ocurrido con uno de sus hijos varones.
"No supe lo que pasaba", recuerda la ministra del Trabajo Evelyn Matthei, quien se encontraba en la reunión. "Solamente le vi la cara desencajada y se paró. La reunión siguió y rato después nos enteramos de lo que le había sucedido".
El abogado y ex senador por RN Ignacio Pérez Walker también fue testigo del accionar de Jovino Novoa después del aviso: "Siempre mantuvo la calma, es un tipo muy sólido. Tengo entendido que le dijeron que uno de sus hijos había sufrido un accidente".
El senador Novoa salió de la sala y, según lo que informó la prensa, voló en helicóptero hasta la Clínica Alemana donde su hijo, Sebastián Novoa Mackenna, estaba en estado crítico. El muchacho se había disparado en la cabeza.
Al día siguiente la clínica confirmaría el fallecimiento de su quinto hijo.
"Lo único que puedo decir es que a mucha gente le puede pasar algo similar", dice Jovino Novoa, después de un silencio largo. "En el caso nuestro, el hecho de que seamos una familia tan grande y de la dedicación de mi señora, logramos salir adelante. Eso es un mensaje y creo que puede ayudar a otras personas, que no hay que echarse a morir por muy difíciles que sean las pruebas que la vida le pone a uno".
En el verano de ese año, Jovino Novoa hijo se encontraba contento, porque uno de sus hermanos al fin tenía una edad parecida a la de él. Por primera vez sentía que Sebastián había dejado de ser un niño y él podía contar con un compañero y un amigo, además de un hermano.
"Ese verano estuvimos los hombres, en Valdivia, haciendo camping", recuerda. "Fue la primera vez que éramos de igual a igual. Fueron dos meses de harta interacción. Carreteamos, le presenté unas amigas. Nunca había tenido un hermano partner. Y no sentí nada extraño. Han pasado muchos años. Y me duele por él, por todo lo que se perdió, porque tomar una decisión así debió ser duro. Debió pasarlo como la corneta".
Cuando Sebastián falleció, el senador y su mujer tomaron una decisión compleja, pero ya conversada con anterioridad con el resto de los hijos: donarían los órganos del muchacho para que fueran trasplantados a diversos pacientes que lo necesitaran.
"Nosotros conversamos de eso en la mesa", fundamenta el senador. "Una vez, hablando con los niños. Conversamos muchas cosas extrañas, como son ocho los niños hemos discutido si adoptábamos niños de Croacia. Le preguntamos a los niños y no tenían ni un problema en compartir la casa con dos más. No lo hicimos, pero eso demuestra un espíritu. Hablamos de la donación de órganos y todos estaban dispuestos a hacerlo, nos pareció que de alguna forma se interpretaba la voluntad de…"
-¿Tuvieron contacto con alguno de los receptores de los órganos de su hijo?
-Sí, con uno que es muy cariñoso -responde el senador-. Lo vemos una vez al año por lo menos.
-El afecto que surgió con esa persona, imagino que mantiene vivo el recuerdo de su hijo.
Jovino Novoa sonríe. Su mirada baja.
-Lógico, pero dejémoslo hasta ahí no más.
Golpe político
-Mi viejo es como un partner.
Lo dice Benjamín. Sus hermanos Jovino y Felipe asienten.
Según lo que cuentan los hermanos, el padre se convirtió en el puntal de la familia tras la muerte de Sebastián. Su duelo fue en silencio. Una vez fue al funeral de un conocido, cuyo hijo había fallecido. Se le acercó al padre, y le dijo: "Sé lo que está pasando. Sé lo que es perder un hijo. Ese vacío".
-Mi viejo durante ocho años no usaba corbatas de colores -dice Felipe-. Hasta que Benjamín le regaló una corbata con colores y le pidió que se la pusiera. Piensa a diario en su hijo.
-La muerte de Sebastián es una carga que van a tener que soportar toda la vida -dice Benjamín-. Pensar las cosas que se hacen mal. Los errores. Hay que sacar lecciones de todo, hay que aprender de lo que pasó; así lo hicimos nosotros.
-El tema de Sebastián para todos debió de ser doloroso, traumático -dice Jovino, el primogénito-. Lo de la corbata no me di cuenta hasta que me dijo mi mamá, no sé si porque soy poco observador o muy egoísta. Pero sí noté algo: se le apagó un poco la mirada a mi papá. Como que algo se le apagó.
Cuatro años después, Jovino Novoa tendría un nuevo terremoto en su vida: esta vez fue político, pero afectó directamente su vida familiar. Cuando explotó el caso en donde el empresario Claudio Spiniak estaba implicado en una red de drogas y prostitución, la ex diputada Pía Guzmán denunció, en una conferencia de prensa, que dos senadores de la Alianza por Chile y uno de la Concertación estarían involucrados.
-Mi viejo sabía días antes de la conferencia de Pía Guzmán lo que se venía. Y nos dijo que pensaba que lo involucrarían a él, probablemente- dice Felipe.
El senador se refiere por primera vez a lo que pasó durante este caso:
"Cuando empezó esta cuestión, yo junté a todos mis hijos y les conté: viene esto y esto. Bueno, nadie pensó que sería una cosa que llevara tanto tiempo. Afortunadamente, también terminó de una forma tan categórica, que yo creo que para todos fue un alivio. Pasaron ocho meses muy duros".
-Sintió el golpe del caso Spiniak, como si se tratara de una onda expansiva.
-Sí. Absolutamente -responde Novoa-. Y se lo tenían que tragar, porque estaban apoyando y no podían demostrar ellos debilidad frente a mí. Fue muy duro. Y por último, si uno elige ser político, esas cosas no le debieran pasar a nadie, pero por último soy yo. Eso influyó mucho y por eso son categóricos si le pregunta usted a ellos, a mis hijos.
Benjamín, el hijo menor y abogado, tiene su mirada personal del caso:
-De todos modos las noticias te llegan, aunque no las busques. Los diarios están en los quioscos, uno no podía evitar. El trasfondo es que la actividad privada no te expone. La pregunta es por qué dedicarse a esto. En política el entorno es más destructivo. Mi papá hubiese sido un abogado muy bueno. Se escuchan muy buenos comentarios de él cuando ejerció. Pudo haber sido un buen abogado.
Un hombre razonable
Jovino Novoa Mackenna comienza a desarmar las cañas que su padre y él usaron para la fallida pesca. Jovino nieto dice que quiere ser veterinario, como su papá, o agrónomo. Su abuelo cuenta que salió un kit para hacer moscas diseñado para abrirlo en las mesitas de los aviones comerciales.
Felipe y Benjamín juegan con Peyuco.
Tras 10 minutos a la orilla se suben en el auto y recorren el trecho que hay desde el río hasta el camino de tierra principal.
Felipe conduce y pone en la radio su Iphone: se escucha A Reasonable Man (I Don't Mind) del grupo The National. Nadie habla en todo el camino, la música suena largo rato hasta que Jovino Novoa padre habla:
-Yo gozo con la vida. Con todo, en general. Con las cosas simples, que es lo que más me gusta: paisaje, música, estar con la gente. No soy exigente en materia de alegría. Trato de que todo sea alegre.
La música sigue sonando y el auto se mueve de un lado a otro por la maleza.