Sin sus capítulos más cuestionados, la ley que criminaliza a los inmigrantes ilegales en Arizona entró ayer en vigor en ese estado norteamericano. Si bien un fallo emitido el miércoles por una jueza federal impide a la policía comprobar, ante la simple sospecha, si una persona se encuentra legal o ilegalmente en Estados Unidos, uno de los personajes clave de Arizona permanece inmutable: Joe Arpaio, el sheriff del condado de Maricopa, el más poblado del estado y que incluye a su capital, Phoenix. De 78 años y conocido como el alguacil más duro del país, Arpaio advirtió que reforzará sus redadas contra los "sin papeles", pese al dictamen que mantiene en una suerte de limbo la controvertida ley.

"Nada ha cambiado en la lucha contra la inmigración ilegal. La batalla no ha hecho más que empezar", dijo Arpaio, en medio de protestas en su contra que ayer dejaron varios detenidos. Por su parte, la gobernadora del estado, Jay Brewer, apeló al dictamen judicial. El sheriff, probablemente la figura más temida por la comunidad hispana en EE.UU., apareció esta semana en incontables programas de televisión para insistir en su posición: lograr la expulsión de los inmigrantes ilegales en Arizona.

Según estadísticas obtenidas por la agencia The Associated Press, la oficina de Arpaio ha sido responsable de la deportación de 26.146 inmigrantes desde 2007. La cifra representa casi la cuarta parte del total a nivel nacional de 115.841 expulsados por las autoridades desde 2006. En su estrategia para dar con el paradero de los ilegales, el comisario no deja nada al azar. De hecho, sus redadas no ocurren en cualquier sitio, sino que en empresas que emplean a indocumentados.

"Tent City"

Como alguacil de Maricopa, Arpaio es el funcionario policial de más alto rango entre todos los autorizados para hacer cumplir la ley de Arizona. Ex agente de la DEA durante 25 años, el sheriff ha sido reelegido desde 1992. Arpaio cuenta hasta con una cárcel que confeccionó personalmente. Se trata de Tent City, una prisión compuesta de tiendas de campaña que algunas agencias internacionales han catalogado como una "broma de mal gusto". Ello, porque los presos son obligados a llevar ropa interior rosada y trajes a rayas con la siguiente lectura en la espalda: "Preso del sheriff". "Esta es una cárcel, no es el Hilton", ha dicho Arpaio, al responder a las críticas. "Así que mi mensaje es éste: tengo mucho sitio (en Tent City). Acogeré a dos mil presos más mañana mismo (hoy) si es necesario", ha advertido el hombre al que le gusta que lo llamen "el sheriff más implacable de Estados Unidos".