Aunque parece una historia sacada de un cuento de piratas, este es un hecho real, que ocurrió el pasado 5 de diciembre en uno de los ríos colindantes a la ciudad de Coyhaique, XI Región. Ese día un buzo de Carabineros, que estaba probando un equipo, encontró un verdadero tesoro: en el lecho del río habían más de 30 joyas y cajas fuertes con otras especies de valor. Estas alhajas resultaron ser los botines que un grupo de ladrones había acumulado durante el año, tras ingresar a las viviendas de los vecinos más acaudalados del sector.
El autor del insólito hallazgo fue el capitán de Carabineros Luis Torres, del Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar) y experto en pericias submarinas. En el marco de una visita técnica, los oficiales se dedicaron a buscar en las inmediaciones de la ciudad un lugar para realizar un entrenamiento.
El jueves, cuando el capitán Torres estaba revisando el río para ver si se daban las condiciones para realizar las prácticas con los aprendices, el uniformado visualizó un brillo en el fondo del lecho del río. En ese momento, el carabinero bajó hasta el fondo y constató que había un elemento metálico, específicamente una pulsera.
Ese mismo día el buzo de Carabineros revisó el sector y, en un área delimitada, se encontraron otros 10 objetos similares: collares, anillos, gargantillas, pulseras y también relojes.
Este hallazgo fue comunicado a la fiscalía de la ciudad, que en poco tiempo identificó el origen de las joyas. Todas habían sido robadas durante el año, tanto desde casas comerciales como desde las residencias de los vecinos más acaudalados de Coyhaique.
En total, se trata de más de 12 robos, que están siendo indagados por el fiscal jefe de la ciudad, Sergio Caro, en conjunto con efectivos de la PDI. Las principales pistas indican que se trataría de una banda que ataca en forma localizada, tras identificar los lugares que tenían bajas medidas de seguridad. Esta investigación es, actualmente, la más compleja que lleva la fiscalía de la XI Región.
El lugar exacto en que estaban las joyas se mantiene bajo reserva, pues en los próximos días los carabineros continuarán rastreando el lecho del río en busca de más especies robadas. Algunas podrían estar incluso bajo la tierra del fondo del río. Además, con esto, buscan evitar que personas vayan al lugar para inspeccionar el río, dado que son aguas profundas y peligrosas.
Una de las grandes dudas que dejó este descubrimiento es establecer el motivo por el que abandonaron en ese lugar las joyas, avaluadas en más de $ 20 millones. Una tesis es que los ladrones esperaban que bajara la intensidad de las pesquisas, para luego descender al lugar y así recuperar su botín.