DESDE el boom de internet de fines de los 90, la economía virtual ha crecido de manera explosiva: gran variedad de sitios de subastas, fácil creación de tiendas propias y otros factores han impulsado los negocios independientes en la red. Pero aún hay una alternativa para quienes prefieren transar sin usar ninguna divisa, sino que usando el sistema más primitivo de todos: el trueque.

Así es como han nacido una serie de servicios en línea que permiten intercambiar con usuarios de cualquier parte del mundo bienes que van desde libros y música hasta lecciones de idiomas o casas. Es necesario aclarar que al hablar de trueque en la red no siempre nos referimos al intercambio directo de un objeto entre dos personas: algunos de estos sitios y servicios web usan un sistema de puntos, en el que cada uno de los usuarios realiza acciones que le otorgan puntos válidos por los de alguien más.

Carolina Oliva (26), estudiante de pedagogía en inglés, es usuaria de BookMooch (http://bookmooch.com), sitio internacional de intercambio de libros que no impone ningún costo de membresía y en el que el único gasto involucrado es el de envío. Gracias al sitio, cuenta Oliva, ha podido recibir libros que de otra manera no podría haber encontrado, por tratarse de ediciones antiguas o ya no disponibles de primera mano. "Puse varios de mis libros disponibles para ser capturados (pedidos por otros usuarios) y tuve buenas respuestas, por lo que empecé a pedir los que yo quería", explica.

En BookMooch el sistema requiere que los usuarios dispongan de libros al crear una cuenta nueva, de forma que exista un compromiso establecido de compartir libros antes de recibirlos, así como también "liberarlos" una vez que hayan sido leídos. Cada libro enviado otorga puntos que se utilizan para requerir libros de otros usuarios. Un factor que aún juega en contra, dice Oliva, es el del envío, muchas veces restrictivo para usuarios chilenos que envían a Europa o EEE.UU. "Hay que ahorrar un poco, ya que (según el destino) enviar los libros puede salir muy caro", afirma.

Otro servicio ampliamente usado es PaperBackSwap (www.paperbackswap.com), que si bien no es internacional, requiere solamente de una dirección en EE.UU. y funciona con sistemas de casillas virtuales que permiten recibir los libros en Chile. Con un catálogo de miles de libros, el registro es gratuito e invita a agregar los códigos ISBN (los números bajo el código de barra que identifican a cada texto) para su fácil identificación, además de tener reglas como la de compartir sólo libros en buen estado.

Los fanáticos de la música y las películas también tienen un lugar en el mundo del trueque en la red. Especialmente en TitleTrader (www.titletrader.com), un sitio para intercambiar todo tipo de CD de música, DVD e incluso videojuegos con miembros en todo el globo, así como también libros. Para incentivar la participación de nuevos usuarios, el sitio ofrece tres créditos de intercambio al recibir el primer comentario positivo, es decir, tras completar el primer trueque. Si bien estos son algunos de los artículos más comunes a intercambiar, el sitio también ofrece explorar otras categorías, que van desde artículos de cocina hasta ejemplares viejos de revistas, todas navegables desde su menú inicial.

SwapaDVD (www.swapadvd.com) es la versión para cinéfilos de PaperBackSwap y tiene más de 256 mil títulos disponibles para intercambiar. Al igual que su par de lecturas, funciona exclusivamente con una casilla en EE.UU., la que puede ser creada fácilmente a través de alguno de los servicios web que ofrecen este sistema. Una sección de música también de los mismos creadores llamada SwapaCD (www.swapacd.com) ofrece los mismos servicios que los anteriores y cuenta con un catálogo de 359 mil discos disponibles.

Más allá de discos y libros

Mientras discos, películas y libros están entre los artículos más intercambiados en la red, existen otros servicios que llevan el concepto a un nivel mayor. Es el caso del "home swappping" o intercambio de casa, que está disponible en una serie de servicios web que incluyen opciones de seguro especial como Knok (www.knok.com), en el que sólo basta crear una cuenta de usuario, agregar los detalles sobre la casa o departamento a ofrecer y encontrar a alguien más dispuesto a hacer un trato. Ofrece 30 días para probarlo, después de los cuales se puede optar a una suscripción. El sistema ofrece un servicio de búsqueda avanzada, que permite encontrar de manera sencilla el tipo de alojamiento que busque. Según sus reglas, los intercambios no deben ser estrictamente simultáneos, lo que por ejemplo permitiría a un usuario viajar a una casa disponible en vísperas de navidad y entregar la suya a fines de febrero.

Otras alternativas son Home for Exchange (www.homeforexchange.com), que cobra una cuota anual de casi US$ 65 y se destaca por la promesa de no cobrar la cuota del segundo año en el caso de que no se haya encontrado una casa para intercambiar durante el primero. Y recientemente, LoveHomeSwap (www.lovehomeswap.com), que permite dar un toque más personal y establecer un contacto más extenso con la gente con la que se hace el intercambio a través de una aplicación de Facebook y una política de comunidad cerrada, que requiere un registro completo. Si bien por la naturaleza del trato estos servicios son generalmente de pago, las pólizas de seguro se incluyen dentro de la suscripción. En el caso de Knok, la protección alcanza a daños por hasta 150 mil euros.

Un caso curioso también es el de Polyglot Club (www.polyglotclub.com), un sitio para aprender idiomas que se diferencia de los demás al permitir que el usuario busque un contacto que hable otro idioma y que le ayude a aprender mientras él aprende el suyo. El intercambio se hace al practicar juntos a través de webcam, corregir los apuntes que incluye el mismo sitio y otros requerimientos que tenga el aprendiz que se tome. Con más de 360 mil usuarios activos, tiene varias comunidades alrededor del globo.

También hay iniciativas locales, como el caso del recientemente lanzado TuClosetMiCloset (www.tuclosetmicloset.com), un sitio de intercambio de ropa que permite publicar en un perfil todo el contenido de un clóset para intercambiar prendas con otras usuarias. Creado por la ingeniera Natalia Fouillioux (24), nació como proyecto de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile. Según Fouillioux, el concepto del trueque fue clave en el desarrollo del sistema tras notar que todos los nuevos servicios web se basaban en sistemas de pago: "De a poco se está volviendo a este sistema, que les permite a las personas obtener algo que necesitan entregando un bien o servicio, en vez de dinero. Hoy existen varias aplicaciones que permiten intercambiar de manera fácil y entretenida distintas cosas y que demuestran que la gente está aburrida de pagar por todo", comentó a Tendencias. En menos de cinco meses ya han logrado más de 3.000 usuarias.

Si bien no es necesario salir de la casa para intercambiar, no sólo de portales vive la comunidad trocadora de la red, ya que en muchas ciudades grupos organizan a través de redes sociales eventos para promover el sistema. Victoria López (28), publicista, conoció el sistema de intercambios en una comunidad de Facebook mientras vivía en París, que a pesar de tener miembros que sólo se conocían por la red organizaba una vez al mes un evento abierto para intercambiar todo tipo de objetos. La experiencia fue positiva: "Las personas que creen en el trueque son, generalmente, personas que creen en la buena voluntad del otro, de ahí que se haga necesario tener un perfil donde alguien pueda ir a chequearlo de creerlo necesario". De estos, destaca comunidades como Troc2Jouets (www.troc2jouets.com), en que padres jóvenes publicaban perfiles en línea para intercambiar juguetes según la edad de sus hijos. "La idea era generar un ciclo, donde los juguetes de los hijos que iban creciendo fueran pasando a los más pequeños", cuenta.