Una familia de clase media con sus particularidades: ella es madre de dos hijos y él, su marido y padrastro de los pequeños, vive frustrado por su infertilidad. Ambos se juntan en un paradero de micro, en el barrio Franklin... y la tragedia se desata cuando él descrubre que su mujer es la estéril y no él. La sangre corre. Es el núcleo de Patas de gallo, la obra que da inicio hoy, a las 20.30 horas, al ciclo de autor dedicado a Luis Barrales (32) en Teatro Mori Bellavista y que se extenderá hasta agosto con otros tres montajes escritos por el dramaturgo: La mala clase, Niñas araña y H.P (Hans Pozo).
Con más de 10 obras escritas, Barrales es uno de los dramaturgos más prolíficos de la escena teatral, ganando este año el Premio Altazor por el montaje La mala clase. Desde sus inicios en 2003, con Uñas sucias, que trata de un grupo de futbolistas principiantes, Luis Barrales se caracterizó por textos marcados por la contingencia, por historias que mezclan el fracaso, la soledad y una marginalidad que desemboca irremediablemente en tragedia.
En Patas de gallo (dirigida por Omar Morán y con dos exitosas temporadas en Lastarria 90), el dramaturgo vuelve al tema de la violencia, ahora desde el fenómeno del asesinato a las mujeres. "La idea original surgió del director, que un día leyó en una frase estampada en un paradero, "Aquí murió una perra". La pregunta que se hizo fue si la oración se refería a una mujer o un animal, y así nació la historia. La obra muestra también al hombre chileno, que basa su seguridad en la virilidad: él es un buen sujeto hasta que se entera de la verdad y se transforma en un troglodita", dice Barrales.
Nueva mirada
El ciclo dedicado a Barrales es el primero dentro de una muestra de autor que organiza Teatro Mori, para poner en valor la dramaturgia contemporánea y que en septiembre tendrá de protagonista a Jaime Lorca (ex La Troppa) con tres montajes: Orates, Gulliver y Degustación. "En el Bicentenario, queremos dar espacio a las voces nuevas que hablan del Chile actual. Luis Barrales es uno de ellos", dice Andrea Pérez de Castro, gestora cultural a cargo de la programación de Teatro Mori.
Barrales se hizo conocido como "el Radrigán chico", no tanto por su cercanía con el autor de Las brutas, sino por su afán de narrar historias con alto contenido social: "Hay pocos maestros como él en la dramaturgia. Lo estimo mucho y lo leo con mucho placer. Aunque nuestros temas son similares, nuestra poética es, felizmente, distinta. Nunca he querido escribir como Radrigán", señala. Sin embargo, el retrato de la realidad más dura se repite en Barrales, ya sea a través del descuartizamiento de un joven en Puente Alto o la historia de tres niñas ladronas. "Mi obra reacciona al tratamiento que hace la prensa. Quiero instalar un punto de vista distinto a la versión oficial, que explique desde otro lugar el origen de estos fenómenos", concluye el autor.