Señor director:
El resultado del balotaje presidencial ha sido contundente. No existe registro histórico en Chile de un presidente elegido con un porcentaje tan alto de votos; el 62% obtenido por Michelle Bachelet la convierte en una mandataria que iniciará su gobierno con una mayoría más amplia que todos sus antecesores. A ello se suma el resultado de la elección parlamentaria, que permitió a su coalición, la Nueva Mayoría, alcanzar la mayoría en ambas cámaras del Congreso Nacional. Esto no había ocurrido con ninguno de los gobiernos elegidos desde la recuperación de la democracia en 1989. Se justifica la celebración y el júbilo de sus partidarios en todo el territorio nacional.
La presidenta ha conquistado ese respaldo para un programa que compromete iniciar transformaciones de envergadura en el terreno político, económico y social. Lo expresó como candidata en el cierre de su campaña: “creo que Chile está listo y maduro para enfrentar transformaciones”. Lo reiteró como presidenta electa en su discurso del domingo en la noche en la Alameda, así como los ejes iniciales de tales transformaciones: reforma educacional centrada en el fin del lucro y en la calidad; una reforma tributaria que sostenga el programa y una nueva Constitución. Se trata de compromisos ambiciosos y demandantes. La presidenta ha reiterado su firme voluntad de realizarlos y ha llamado a su coalición, a la ciudadanía y a las fuerzas políticas a acompañarla.
Esta elección, como las anteriores de este año, envía también una señal de alerta: un porcentaje significativo de ciudadanos se resta de ejercer el derecho a sufragar e influir en el destino de la sociedad. Por lo tanto, el debate constitucional que se abrirá en marzo tiene el desafío de generar las condiciones para una profunda reforma política, que permita superar la brecha entre las instituciones de la democracia y el conjunto de la ciudadanía.
Jaime Gazmuri
Ex senador