C. Yáñez / P. Lazcano

En 1960, por cada 100 chilenos que moría, ocho lo hacían a causa de un tumor maligno. Hoy, por cada 100 fallecidos en el país, 25 lo hacen por algún tipo de cáncer. En poco más de 50 años, la mortalidad por este mal se ha triplicado.

A este ritmo, el cáncer se transformará a fines de esta década en la principal causa de muerte en el país, superando a las enfermedades cardiovasculares. Incluso, en algunas regiones del país como Arica y Parinacota, Antofagasta y Aysén, ya es la primera causa de muerte.

Cada año, 22 mil personas mueren por esta razón y se estima que hoy, cada 25 minutos un chileno muere de cáncer.

Y los costos no sólo son humanos, sino también financieros. Según un estudio de la Escuela de Salud Pública de la U. Católica en 2013 ("Impacto económico del cáncer en Chile"), la enfermedad le cuesta unos dos mil millones de dólares anuales al país, incluidos costos directos (gastos de pacientes del sistema público y privado, medicamentos) y costos indirectos (pérdida de productividad por licencias médicas y por muerte prematura).

De esos US$ 2 mil millones, los costos directos son casi la mitad del costo total del mal.

Principales cánceres

Según el Primer Informe de Registros Poblacionales de Cáncer de Chile, del año 2012, en hombres los principales cánceres son el de estómago, próstata, pulmón, tráquea y bronquios y vesícula, en ese orden. En mujeres, de vesícula y vía biliar, mama, estómago y pulmón, tráquea y bronquios.

Muchos casos podrían evitarse sólo con la modificación de estilos de vida (sedentarismo, tabaquismo, obesidad, etc.), pero los expertos coindicen en que la principal razón en la propagación de la enfermedad es el envejecimiento de la población. Si en 1950, la esperanza de vida en Chile eran los 55 años, hoy supera los 80 años.

Además, dicen los especialistas, mientras el cáncer no tiene aún una cura específica, otras enfermedades, como los males cardiovasculares, hoy tienen un diagnóstico mucho más certero, que evita las muertes por esta causa.

Andrés Córdova, presidente de la Sociedad Chilena de Radioterapia, cree que ante este panorama es necesario que la formación médica incluya más horas dedicadas a la oncología para que los médicos generales sean capaces de enfrentar la nueva distribución de las enfermedades en el país. "El espacio que se dedica a la oncología es pequeño. Los médicos saben bien qué es una cirugía, pero cuando se trata de quimioterapia o de radioterapia, el conocimiento es menor. Sobre todo de esta última porque se requieren saber más de física, son conceptos distintos. La situación es crítica. Hay que preocuparse hoy de invertir en oncología y sobre todo en radioterapia, que en muchos casos es el tratamiento más eficiente cuando es bien aplicado", dice.