¿Cómo surgió la idea de que usted condujera un programa político en Perú?
Había tenido una mala experiencia en televisión. Conduje un reality y fue un error garrafal. Después me llamaron para hacer el programa con Beto Ortiz. La gente reconoció la buena química que tenemos. El programa cumplió un mes el jueves. Trata principalmente la coyuntura política y social. Además, hay un micrófono abierto y el tema del Twitter es clave.
¿Cómo maneja el hecho de ser la hija mayor de Alan García?
Obviamente eso ha jugado a mi favor y en mi contra. He tenido notoriedad por ser hija de él.
¿Cómo ha logrado tener una voz propia?
Me he dejado ser yo. Por ejemplo, nadie es pro aborto, habría que estar loco, pero estoy a favor de la despenalización del aborto en caso de violación y rogando al Congreso que se apruebe el protocolo de aborto terapéutico en caso de riesgo de vida de la madre, cosa que está aprobada hace mucho y cuyo protocolo no se debate ni aprueba nunca. En realidad, estoy a favor de que ninguna mujer muera en manos de un abortero clandestino y de que las mujeres tengan el derecho a elegir sobre sus propias vidas.
¿Qué recuerdos tiene de la época en que estudiaba en Santiago?
Estudié Literatura en la Universidad de Chile. Vivíamos en Ñuñoa. Me gustaba ir a la Plaza Ñuñoa y a Las Lanzas. Después del autogolpe de Fujimori, estuve en Chile entre 1992 y 1997. Acá en Perú salí de un colegio cuico y en Chile todos mis compañeros de universidad estaban totalmente politizados. En Chile adquirí un carácter político y contestatario. En esa época, en Chile eras de izquierda o derecha. Realmente fue muy enriquecedor.
¿Sus compañeros sabían que era hija de Alan García?
Sí. No había rollo.