Así como EE.UU. se ha beneficiado de la abundancia de gas natural, con una caída en los precios que ha impulsado la competitividad de su industria, el boom del shale gas y más recientemente, del shale oil, ha dejado heridos en el camino: inversionistas, empresas, industrias y hasta países.
El perfeccionamiento de las técnicas de fractura hidráulica (fracking) -con la inyección de líquidos a presión que rompen la roca y liberan los hidrocarburos atrapados-, permitió la operación de yacimientos subterráneos imposibles de explotar hace apenas 10 años.
Más producción en EE.UU. es menos demanda por hidrocarburos extranjeros. Eso les ha quitado poder de negociación a los proveedores tradicionales de Medio Oriente y protagonismo a carteles de productores como la OPEP. Ya se ha notado en Argelia, Angola y Nigeria, que producen el mismo tipo de petróleo que se encuentra en las formaciones shale estadounidenses, y que han visto caer a la mitad sus exportaciones de crudo a EE.UU. en apenas dos años.
El incremento de la producción de petróleo ha llevado a que los precios se mantengan estables en torno a los US$ 100 por barril. Clive Capital, alguna vez uno de los mayores hedge fund de materias primas del mundo, cerró a fines de septiembre luego de tres años de pérdidas. El fondo dijo que la falta de movimiento en los precios limitó las oportunidades de ganancias.
Las leyes estadounidenses en la práctica impiden la exportación de crudo. Así que las refinerías en el Golfo de México están convirtiendo el petróleo en gasolina, diésel y otros derivados para exportarlos a Europa, Africa y América Latina. En la primera semana de septiembre, EE.UU. exportó 1,7 millones de barriles diarios netos de derivados petroleros. Las refinerías estadounidenses han puesto contra las cuerdas a las europeas, que solían enviar los excedentes de gasolina a la costa Este. Los europeos no sólo han tenido que buscar más lejos, en Asia y Medio Oriente, sino que además compiten con EE.UU. por esos mercados empujando los precios a la baja.
En Rusia, la estatal Gazprom postergó su proyecto de gas natural licuado (GNL) Shtokman, en el Artico, porque los mercados de exportación a los que apuntaba, EE.UU. en particular, ya no están. Rusia ha tratado de tender un gasoducto hacia China, pero los chinos han dado señales de preferir el desarrollo de sus propios yacimientos de shale gas.
En EE.UU., la generadora Energy Future Holdings, que en 2007 fue la mayor compra apalancada de la historia, por US$ 48 mil millones, prepara su quiebra para este mes. Los inversionistas, grandes grupos como KKR, Goldman Sachs Capital Partners y TPG Capital, podrían recuperar tal vez 3% de su inversión de US$ 8.300 millones. Energy Future era una apuesta a que los precios del gas en EE.UU. subirían y la generadora podría cobrar más por la electricidad. En cambio, los precios se han desplomado 72% desde su máximo de julio de 2008, y la empresa ha tenido 10 pérdidas trimestrales consecutivas desde 2011. Los precios del gas natural en EE.UU. no deberían promediar más allá de US$ 5,39 por millón de BTU en las próximas dos décadas, según datos del Departamento de Energía. El mismísimo Warren Buffett dijo que su inversión de US$ dos mil millones en bonos de Energy fue "un gran error".