Señor director:

¿Qué chileno no está conmovido con la partida del expresidente Aylwin? Personalmente, lo evoco desde mi pololeo con su sobrina, Cecilia Aylwin. Prodigaba don Patricio su sobriedad carente de engreimiento, sello de su íntegra personalidad toda su vida.

En los años tan polarizados de la UP, y luego, con la vuelta a la democracia, jugó un papel esencial para recuperarla. Sus diálogos con el Presidente Allende lo demostraron fehacientemente.

Estoy seguro que sintió el advenimiento del régimen militar como un fracaso monumental de la clase política, y tal vez como un fracaso propio. No cejaría en luchar, dentro de Chile, por recuperar la institucionalidad democrática. Por naturaleza fue un articulador de posiciones opuestas, y aunque falangista desde su fundación, me recordaba el estilo de los viejos radicales.

Don Patricio tenía un profundo sentido de la realidad, y representó con humildad la sencillez  de los hombres grandes. Acongojados por su partida, recordaremos a este gran político con agradecimiento y cariño. Reciba su familia el pesar de la propia.

Carlos Cardoen Cornejo