La sorpresa fue mayúscula. Pese a que todos los sondeos indicaban que ayer los suizos rechazarían por amplio margen en un referéndum incluir en la Constitución la prohibición de construir minaretes en las futuras mezquitas del país, la medida fue aprobada con el apoyo del 57,5% de los votos.
Con un índice de participación de más del 55 % de los ciudadanos, la Confederación Helvética tomó así una decisión sin precedentes entre las naciones desarrolladas. La consulta federal había sido convocada por el ultranacionalista Partido Popular de Suiza (SVP).
De esta forma, según señaló la prensa europea, Suiza -donde hoy existen cuatro minaretes- se convierte en el primer país occidental en incorporar en su Ley fundamental medidas específicas contra una religión concreta.
"Desilusionada"
La canciller suiza, Micheline Calmy Rey, dijo estar sorprendida y "desilusionada" por el resultado del referéndum. "Es la expresión general de miedos y temores. Es una reacción de repliegue. Una señal de alarma y de defensa frente a un mundo globalizado en el contexto de la crisis económica. Esta iniciativa fue instrumentalizada. Estoy shockeada", señaló.
Según los vencedores, el Partido Popular de Suiza, "esta es la primera iniciativa seria para detener el avance de la sharia (o ley islámica) en Europa".
Los Verdes, uno de los cinco grandes partidos suizos, adelantaron que recurrirían al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para que invalide el resultado de la consulta. "Los musulmanes de Suiza no han recibido una bofetada, sino un auténtico puñetazo en plena cara", afirmó, consternado, Ueli Leuenberger, presidente nacional del partido ecologista. La Conferencia Episcopal suiza también lamentó la decisión.
Pero las consecuencias para Suiza de esta decisión pueden ser muy delicadas, dados los fuertes lazos que unen al país alpino con diversas naciones musulmanas. Ello, tomando en cuenta que Suiza ha sido tradicionalmente vista con buenos ojos en el mundo árabe-musulmán y que los millonarios del Golfo Pérsico son una presencia habitual en los hoteles de lujo de Ginebra o las estaciones de esquí más refinadas. Tampoco se descartan sanciones económicas de países árabes. Así, el diputado Jacques Neyrinck mostró su temor de un boicot a productos suizos en países islámicos. "Las pérdidas podrían elevarse a miles de millones", dijo.
En el territorio de la Confederación Helvética, viven unos 400.000 musulmanes, en su mayoría provenientes de Albania, Turquía y varias repúblicas de la ex Yugoslavia. En general, su integración ha sido menos compleja que en otros países europeos.